LA ENCARNACIÓN DE DIOS EL HIJO, COMO FUNDAMENTO TEOLÓGICO DE LA TRADUCCIÓN DE LA BIBLIA
Páginas: 13 (3226 palabras)
Publicado: 12 de abril de 2013
LA ENCARNACIÓN DE DIOS EL HIJO, COMO FUNDAMENTO TEOLÓGICO DE LA TRADUCCIÓN DE LA BIBLIA
Jorge Serrano*
LA IDENTIDAD ENTRE JESÚS Y LA PALABRA
“En el principio era el Verbo,
el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios.” (Jn. 1.1)
¿Por qué nuestro Unitrino Dios, en su infinita omnisciencia, concibió que Su Palabra fuera encarnada en Jesucristo? ¿Por qué la Palabra tuvo que adquirirpersonalidad e identidad en el Hijo de Dios? ¿No era suficiente su expresión verbal o escrita, incluso a través de la boca (Gn. 1:28; 2:16; 9:1; 12:1-3) y el dedo (Ex. 31.18; Dt. 9.10) del mismo Creador? ¿No bastaba su revelación a los profetas y su inspiración hacia los autores de cada libro de la Biblia (Hb. 1:1)?
La verdad es que, a través de los siglos y sin importar regiones o culturas, lanaturaleza humana – contaminada en su propia médula por el pecado – ha demostrado una y otra vez que no es capaz de comprender por sí misma la Palabra. Por lo contrario, mantiene una perpetua e intrínseca aversión o rebeldía natural hacia la misma, desde el simple acto de leerla, no digamos su estudio meditativo y mucho menos su aplicación pragmática.
Podemos inundar de ejemplares de la Bibliatodos los pueblos e idiomas de la tierra, pero irremediablemente solo una minoría, ese remanente escogido desde la fundación del mundo en la presciencia de Dios (Ef. 1:4,5), “comerá” su contenido espiritual, se dejará transformar por ella y la “encarnará” en su propia vivencia diaria.
Y es que la Palabra por sí misma – es decir considerada solamente como el acto de comunicación verbal oescrito de la voluntad de Dios – no es suficiente para cambiar nuestras vidas. Debemos recibir al Padre, Hijo y Espíritu Santo que anida en ella, en otras palabras hacer una intima amistad con el Dios de las Escrituras y desear profundamente conectarnos con Su Persona (“Te ruego que me muestres tu gloria.”: Ex. 33.18), dejando a un lado el mero conocimiento del Libro del Libros hasta relacionarnos “caraa cara” (Gn. 32.30; Ex. 33.11; Nm. 12.8 y 14.14; Dt. 5.4; Jue. 6.22) con nuestro Dios personal y amoroso.
La Palabra – formalmente considerada – es solo el medio… el Unitrino Dios que la hizo, encarnó y sustenta por siempre, es su verdadera razón de ser. Por eso justamente se dice que seguimos al Dios de la Palabra (Ef. 6:17), al Verbo Encarnado (Jn. 1:14) quien es la Palabra viva y eficaz(Hb. 4:12), que transforma corazones de piedra en corazones de carne (Ez. 36:26).
Es en este sentido que asertivamente A. W. Tozer (La Búsqueda de Dios) concluye: “En el corazón del mensaje del evangelio está el propio Dios en persona”, ello porque “Dios se ha revelado… más perfectamente en la encarnación”
Y es que la encarnación de Dios Hijo, llego a constituir el método divino por excelenciapara revelarnos Su Palabra, pues la comprensión plena de su contenido se hizo clara y patente en la expresión cotidiana vivencial del Amado, totalmente percibidle por los sentidos, asimilable a través del modelaje conductual de Jesús; y fácilmente reconocible por medio del formato temporal, espacial, cultural y lingüístico que adoptó la divinidad, no solamente como medio idóneo para nuestraredención (su prioridad innegable) sino como mecanismo infalible para que la Palabra Viva se interpretara a sí misma en una marco referencial plenamente humano, donde el mensajero era en efecto el mensaje mismo, donde no existía diferencia ni separación alguna entre la Palabra, su Autor y su real aplicación a la vida diaria.
Al respecto, Eddie Arthur (Arraigado en el Carácter de Dios. WycliffeUK), hace este acertado comentario: “... la motivación y visión para la misión empezó en el Cristo encarnado, irrumpiendo en la historia sin reservas, vaciándose a sí mismo y a la larga sometiéndose a la muerte en una cruz. Así como Cristo vino al mundo, así su pueblo se extiende por todo el globo esparciendo las Buenas Noticias de un Dios que se tradujo a sí mismo a fin de que podamos entenderlo....
Jorge Serrano*
LA IDENTIDAD ENTRE JESÚS Y LA PALABRA
“En el principio era el Verbo,
el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios.” (Jn. 1.1)
¿Por qué nuestro Unitrino Dios, en su infinita omnisciencia, concibió que Su Palabra fuera encarnada en Jesucristo? ¿Por qué la Palabra tuvo que adquirirpersonalidad e identidad en el Hijo de Dios? ¿No era suficiente su expresión verbal o escrita, incluso a través de la boca (Gn. 1:28; 2:16; 9:1; 12:1-3) y el dedo (Ex. 31.18; Dt. 9.10) del mismo Creador? ¿No bastaba su revelación a los profetas y su inspiración hacia los autores de cada libro de la Biblia (Hb. 1:1)?
La verdad es que, a través de los siglos y sin importar regiones o culturas, lanaturaleza humana – contaminada en su propia médula por el pecado – ha demostrado una y otra vez que no es capaz de comprender por sí misma la Palabra. Por lo contrario, mantiene una perpetua e intrínseca aversión o rebeldía natural hacia la misma, desde el simple acto de leerla, no digamos su estudio meditativo y mucho menos su aplicación pragmática.
Podemos inundar de ejemplares de la Bibliatodos los pueblos e idiomas de la tierra, pero irremediablemente solo una minoría, ese remanente escogido desde la fundación del mundo en la presciencia de Dios (Ef. 1:4,5), “comerá” su contenido espiritual, se dejará transformar por ella y la “encarnará” en su propia vivencia diaria.
Y es que la Palabra por sí misma – es decir considerada solamente como el acto de comunicación verbal oescrito de la voluntad de Dios – no es suficiente para cambiar nuestras vidas. Debemos recibir al Padre, Hijo y Espíritu Santo que anida en ella, en otras palabras hacer una intima amistad con el Dios de las Escrituras y desear profundamente conectarnos con Su Persona (“Te ruego que me muestres tu gloria.”: Ex. 33.18), dejando a un lado el mero conocimiento del Libro del Libros hasta relacionarnos “caraa cara” (Gn. 32.30; Ex. 33.11; Nm. 12.8 y 14.14; Dt. 5.4; Jue. 6.22) con nuestro Dios personal y amoroso.
La Palabra – formalmente considerada – es solo el medio… el Unitrino Dios que la hizo, encarnó y sustenta por siempre, es su verdadera razón de ser. Por eso justamente se dice que seguimos al Dios de la Palabra (Ef. 6:17), al Verbo Encarnado (Jn. 1:14) quien es la Palabra viva y eficaz(Hb. 4:12), que transforma corazones de piedra en corazones de carne (Ez. 36:26).
Es en este sentido que asertivamente A. W. Tozer (La Búsqueda de Dios) concluye: “En el corazón del mensaje del evangelio está el propio Dios en persona”, ello porque “Dios se ha revelado… más perfectamente en la encarnación”
Y es que la encarnación de Dios Hijo, llego a constituir el método divino por excelenciapara revelarnos Su Palabra, pues la comprensión plena de su contenido se hizo clara y patente en la expresión cotidiana vivencial del Amado, totalmente percibidle por los sentidos, asimilable a través del modelaje conductual de Jesús; y fácilmente reconocible por medio del formato temporal, espacial, cultural y lingüístico que adoptó la divinidad, no solamente como medio idóneo para nuestraredención (su prioridad innegable) sino como mecanismo infalible para que la Palabra Viva se interpretara a sí misma en una marco referencial plenamente humano, donde el mensajero era en efecto el mensaje mismo, donde no existía diferencia ni separación alguna entre la Palabra, su Autor y su real aplicación a la vida diaria.
Al respecto, Eddie Arthur (Arraigado en el Carácter de Dios. WycliffeUK), hace este acertado comentario: “... la motivación y visión para la misión empezó en el Cristo encarnado, irrumpiendo en la historia sin reservas, vaciándose a sí mismo y a la larga sometiéndose a la muerte en una cruz. Así como Cristo vino al mundo, así su pueblo se extiende por todo el globo esparciendo las Buenas Noticias de un Dios que se tradujo a sí mismo a fin de que podamos entenderlo....
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