La eneida
sitios con los ladridos de su trifauce boca. Viendo la Sibila que ya
se iban erizando las culebras de su cuello, le tiró una tortaamasada con
miel y adormideras, la cual él, abriendo su trifauce boca con rabiosa
hambre, se tragó al punto, dejándose caer enseguida y llenando con su
enorme mole toda la cueva. Al verle dormido,Eneas sigue adelante y
pasa rápidamente la ribera del río, que nadie cruza dos veces.
En esto, empezaron a oirse voces y lloros de niños, cuyas almas
ocupaban aquellos primeros umbrales; niñosarrebatados del pecho de
sus madres, y a quienes un destino cruel sumergió en prematura muerte
antes de que gozaran la dulce vida. Junto a ellos están los condenados a
muerte por sentencia injusta.Dan aquellos puestos jueces designados
por la suerte; el presidente Minos agita la urna, él convoca ante su
tribunal a las calladas sombras, y se entera de sus vidas y crímenes.
Cerca de allí estánlos desdichados que, vencidos de la desesperación y
aborreciendo la luz del día, se quitaron la vida con su propia mano.
¡Ah, cuánto darían ahora por arrostrar en la tierra pobreza y duros afanes!pero los hados no lo consientes, y las tristes aguas del lago Estigio,
con sus nueve revueltas, los enlazan y sujetan en aquel odioso pantano.
No lejos de aquí se extienden en todas direcciones losllamados Campos
Llorosos, donde secretas veredas que circundan una selva de mirtos,
ocultan a los que consumió en vida el cruel amor, y que ni aun en
muerte olvidan sus penas; en aquellos sitiosve Eneas a Fedra, a Procis
y a la triste Erifile, enseñando las heridas que le hiciera su despiadado
hijo, y a Evadne y a Pasifae, a quienes acompañan Laodamia y Ceneo,
mancebo en otro tiempo, yahora mujer, restituida por el hado a su
primitiva forma.
Entre ellas vagaba por la gran selva la fenicia Dido, abierta aún en
su pecho la reciente herida. Apenas el héroe troyano llegó junto a...
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