La era de los materiales
¡Oh Virgen Santísima del Carmen!
Llenos de la más tierna confianza, como hijos que acuden al corazón de su madre, nosotros venimos a implorar una vez más los tesorosde misericordia que con tanta solicitud nos habéis siempre dispensado.
Reconocemos humildemente que uno de los mayores beneficios que Dios ha concedido a nuestra Patria, ha sido señalaros a Vos pornuestra especial Abogada, Protectora y Reina.
Por eso a Vos clamamos en nuestros peligros y necesidades seguros de ser benignamente escuchados. Vois sois la Madre de la Divina Gracia, conservad purasnuestras almas; sois la Torre poderosa de David, defended el honor y la libertad de nuestra Nación; sois el refugio de los pecadores, tronchad las cadenas de los esclavos del error y del vicio; soisel consuelo de los afligidos, socorred a las viudas, a los huérfanos y desvalidos; sois el auxilio de los cristianos, conservad nuestra fe y proteged a nuestra Iglesia, en especial a sus Obispos,sacerdotes y religiosos.
Desde el trono de vuestra gloria atended a nuestras suplicas, ¡oh Madre del Carmelo! Abrid vuestro manto y cubrid con él a ésta República Os pedimos el acierto de Chile, de cuyabandera Vois sois la estrella luminosa.
Os pedimos el acierto para los magistrados, legisladores y jueces; la paz y piedad para los matrimonios y familias; el santo temor de Dios para los maestros; lainocencia de los niños; y para la juventud, una cristiana educación.
Apartad de nuestras ciudades los terremotos, incendios y epidemias;
alejad de nuestros mares las tormentas, y dad la abundanciaa nuestros campos y montañas.
Sed Vos el escudo de nuestros guerreros, el faro de nuestros marinos y el amparo de los ausentes y viajeros.
Sed el remedio de los enfermos, la fortaleza de las almasatribuladas, la protectora especial de los moribundos y la redentora de las almas del Purgatorio.
¡Oídnos, pues, Reina y Madre Clementísima!
y haced que viviendo unidos en la misma fe y la...
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