La escena es simple

La escena es simple: Una escribe la otra es un vibrión, yo solo narro…
Quiero desmembrarme el cuello para sacar las palabras que tengo atoradas; palabras de ausencia que reprochan la inestabilidad:El aroma que desprende la noche perturba el alma pálida de la joven que ojerosa desletra las letras, y qué, tontamente ella pretende desafiar su feminidad con una tácita de café sin azúcar que hacebailar el calor en nubes a tras luz. Por ahora mezcla unos sonidos algo tormentosos para la hora de trabajo que se dispone a beber.
Más le vale pararse y estirar el cuerpo que encorvado rodea latragedia de algún Homero. Ya casi vomita el capricho de beberse hasta la tinta del esfero, se devoró las conchas de las pastas de los libros y el estomago no le resiste ni el aire que se atraganta entre laconciencia. Un teléfono esperando sonar frente a ella y justo al ladito del cuaderno. Mas arribita los parlantes mudos que prefieren dormir que tentar una baladita americana, ya llegarán otras tardesde baile solitario y dulces atragantados; así, por ahora, no quiera ni verlos.
El matorral de la cabeza le hace detener la escritura, la cámara cansada intenta cerrar el ojo y el micrófono se apoyade la madera que sostiene hasta la imagen, pobre de ella, de la que lo mira y se lo goza. Un olor de pestilencia sacude el organismo que se mueve de un lado a otro, merodea para llamar la atenciónencolerizado con la característica de torpe con que fue parido. Pero ya dejémoslo a un lado ni para qué ni para cuándo, es tan simple que se hace el complicado para ver si así algo de atención le presta.A mi ya no me engaña, ni siquiera me da igual ya hasta me empalaga la vista por su insistencia.
Vuelvo a la ella que calmada escribe, ¿mencioné que se defiende apenas del parasito que les describí?Pues sí, ella es más tranquila, algo avara, toma ventaja de ese y lo atropella entre las hojas ¡qué más da! Esa es su gracia, hablar de todos tanto poco de cada cual como para sacarle otro ojo al...