La Escopeta De Caza
La escopeta de caza
Traducción de Javier Albiñana
Con la colaboración de Yuna Alier
EDITORIAL ANAGRAMA
3ARCELONA
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Título de la edición original: Ryoju
La escopeta de caza
Diseño de la colección: Julio Vivas Ilustración de Ángel Jové
Primera edición: febrero 1988
Segunda edición: junio 1990
Tercera edición: octubre 2003
© YasushiInoué, 1949
© EDITORIAL ANAGRAMA, S.A., 1988
Pedró de la Creu, 58
08034 Barcelona
ISBN: 84-339-3122-9
Depósito Legal: B. 40965-2003
Printed in Spain Liberduplex, S.L., Constítució, 19,08014 Barcelona
Un día, se me ocurrió mandar al Compa~ ñero del Cazador (la modesta revista publica da por la Sociedad de Cazadores del Japón) un poema titulado La escopeta de caza. Cabría deducirde ello un mayor o menor interés mío por la caza, pero lo cierto es que me educó una madre que aborrecía cualquier tipo de violencia y que jamás tuve en las manos ni una escopeta de aire comprimido. La explicación, de hecho, es harto sencilla: el di rector del Compañero del Cazador estudió con migo en la escuela secundaria y, ya por capri cho, ya, como supongo, por expresar con deli cadeza supesar por el modo de enfriarse nuestra amistad, me pidió que le mandase un poema. Al irme haciendo mayor, no puedo permanecer indiferente a las revistas especia~ lizadas y sigo garabateando poemas al albur de mi inspiración. No obstante, al ser ajeno el Compañero del Cazador a mis inquietudes, en
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cualquier otra circunstancia habría rechazado el ofrecimiento de su director. Pero la analogía que establecí entre una escopeta de caza y el aislamiento del ser humano acababa de ins pirarme, de modo que resolví escribir un tema sobre el particular. Una gélida noche de finales de noviembre, me quedé sentado ante mi escritorio hasta medianoche y escribí un poema en prosa a mi manera, y al día siguiente se lo mandé al di rector. Como el poema guarda relación con la his toria que voy arelatar, he decidido incluirlo aquí:
Fascinado por las anchas espaldas del [cazador, Yo miraba, miraba. Desde aquel entonces,
En las estaciones de las grandes ciudades,
O de noche en los barrios alegres,
A veces sueño,
Me gustaría vivir su vida ...
Apacible, serena, indiferente.
A ratos cambia la escena de caza: No es ya el frío inicio del invierno en el [monte Amagi, Sino unseco lecho de torrente, pálido y [desvaído. y la refulgente escopeta de caza, Descansando grávida sobre el cuerpo [solitario, Sobre el alma solitaria de un hombre de [mediana edad, Irradia una extraña y adusta belleza, Que jamás mostró, Cuando apuntaba a una criatura.
Cuando recibí el ejemplar de la revista, fi guraba mi poema ocupando varias páginas. Pensé, por primera vez, bastanteestúpidamen te, que pese a su título sugerente no pintaba nada allí. Desentonaba claramente con «el có
Con su gruesa pipa de marino en la boca, Un setter corriendo ante él en la hierba, El hombre subía a grandes zancadas, a [comienzos de aquel invierno, Por el sendero del monte Amagi, y crujía la escarcha bajo sus suelas. Llevaba en el cinto veinticinco cartuchos, Un abrigo de cuero, marrón oscuro, Unaescopeta Churchill de doble cañón ... Pero ¿ de dónde le venía esa indiferencia, [pese a su arma de blanco y brillante metal, Ante el hecho de arrebatar la vida a las [criaturas?
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digo de la caza», «el espíritu deportivo», «el deporte, factor de salud», y todo lo demás, ex presiones todas ellas que aparecían con fre cuencia en las demás páginas. Además, el lugar que ocupaba parecíauna zona aparte, distin ta de los demás artículos, como un enclave ajeno al resto. Lo que yo había dicho o deseado traspo ner en el poema era el trasunto simbólico de una escopeta de caza, tal como asomara in tuitivamente a mi mente, no tenía por tanto por qué avergonzarme de nada (muy al con trario, me sentía un tanto ufano), y de haber aparecido mi obra en otra revista, no habría habido...
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