la escuela de mileto
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Jordi Sierra i Fabra Campos de fresas
que a veces incluso se ignora por ser jóvenes y no estardetectada, la reacción es imprevisible. Incluso beber agua en exceso, pese a que se recomienda beber un poco cada hora, puede llevar a esa reacción. En una palabra: el detonante lo pone la persona.
Dejóde hablar. Los tres le habían escuchado con atención. Pero el resultado era el mismo. Cerca de allí una chica de dieciocho años se debatía entre la vida y la muerte, al filo de ambos mundos, perdida,tal vez eternamente, en una dimensión desconocida. Quizá por ello esperaba la última pregunta.
La formuló Cinta. —Se pondrá bien, ¿verdad, doctor? Y no tenía ninguna respuesta para ella. Ni siquieraun mínimo de optimismo en que basarse.
10 (Blancas: h4)
Al salir del despacho del doctor Pons se quedaron unos segundos sin saber qué hacer o adónde ir. Luego, de común acuerdo aunque sin mediarpalabra alguna, encaminaron sus pasos en dirección a la salita en la que habían esperado las noticias acerca del estado de Luciana.
No sabían a ciencia cierta por qué seguían allí, pero lo cierto es queno se les pasó por la cabeza marcharse. Era como si ya formaran parte del hospital, o del destino de su amiga.
Vacilaron al ver que en la sala había otras dos personas, esperando también noticias...
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