La esencia de mujer de Rigoberta Menchú

La esencia de mujer de Rigoberta Menchú

Integridad, transparencia, serenidad, dulzura, dignidad, sencillez e inocencia. Estas palabras describen a plenitud los rasgos más destacados de la impactante personalidad de Rigoberta Menchú Tum, la indígena guatemalteca que hace 20 años recibió el Premio Nobel de Paz por su coraje en denunciar al mundo las injusticias, discriminación, racismo,explotación, atropellos, humillación, violencia rural y represión militar contra la población indígena en su país.
La imagen que ha conservado a lo largo de los años y que parece detenida en el tiempo, es el de una mujer robusta, con cara de luna llena -que considera su madre cósmica- y vestida con su atuendo típico indígena: un huipil multicolor, especie de blusa con bordados gruesos de formasasimétricas que reflejan la estética de la naturaleza que ama, defiende y protege; su falda de tela espesa tejida a mano (o “corte”) hasta los tobillos, su balaca tejida alrededor de un pelo perfectamente recogido y los accesorios como collares con una pesada moneda de plata y aretes, que identifican su estilo y auténtica manera de fluir por la vida, con ademanes suaves y delicados.
A sus 54 años,con la piel tersa y sin arrugas, un brillo especial en su mirada, su sonrisa confiable, la calidez al hablar, el tono de su voz y su sorprendente facilidad de oratoria, cautiva a su público, que no podría detectar en sus inconfundibles rasgos indígenas ni un rastro del dolor y el sufrimiento que padeció por los horrores y las atrocidades de ver morir a tres hermanos, padres y amigos a manos delos escuadrones de la muerte de la fuerza pública, que persiguieron hasta el calvario a los indígenas que consideraban guerrilleros y aliados de los comunistas. Ni percatarse de la marca que le dejó el exilio de doce años refugiada en un convento en México, para huir de la persecución voraz de sus enemigos. Rigoberta afirma que durante esos años siempre tuvo desde el primer día sus maletas sindesempacar, pensando que al siguiente podría regresar a su tierra natal.
Pero ella aún llora, se conmueve y en lo más profundo de sus fibras se activan recuerdos y afloran emociones que todavía le estremecen el alma, porque su infancia, adolescencia y juventud, estuvieron marcadas por la miseria, la dominación y la humillación. Al contar su historia a la antropóloga franco-venezolana ElizabethBurgos en 1982, de cuyo relato surgió el libro “Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia” -una novela testimonio en la modalidad de monólogo, publicada en 1983 y traducida a más de doce idiomas-, le confesó a la escritora que por primera vez había podido dormir una noche completa sin despertarse sobresaltada con la pesadilla recurrente de ver a los militares que llegaban por ella.
Nacióen Chimel, una pequeña aldea en las montañas del altiplano guatemalteco, en medio de un bosque de niebla, ríos y una naturaleza exuberante. El nombre maya con el que fue bautizada fue Li M’ín Menchú Tum, propio de la etnia quiché a la que pertenece. Nació el 4 de Enero de 1959, pero su padre la registró el 9 de ese mes y esa fue la fecha que quedó como la oficial de su natalicio, con el nombredel santo de ese día, que el funcionario de turno escogió: Rigoberta, palabra que su madre Juana Tum Kótoja, quien sólo hablaba el dialecto indígena de su etnia y apenas entendía el español, nunca pudo pronunciar. Ella adoptó su nombre occidentalizado a los 18 años y a los 19, se decidió a emprender una lucha pacífica con la única arma de que disponía, su voz y la fuerza de su carácter para serescuchada; por eso aprendió de manera autodidacta a hablar español, para superar la barrera idomática y convertirse en el símbolo de toda una comunidad, un pueblo, una raza y una población de millones de indígenas a lo largo y ancho de América Latina.
A propósito, Rigoberta, la sexta hija de Vicente y Juana, se crió en medio de una comunidad en la que todos trabajaban por el bien común, como...