La etica
¿Son compatibles el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y la preservación de los sistemas ecológicos? ¿Hay alguna garantía de que cuando la actividad económica se materializa a través del sistema de precios se obtenga como resultado una gestión eficiente de los activasambientales tanto renovables como no renovables?
¿Será el sistema de precios capaz de conseguir un equilibrio entre actividad económica y conservación?
Estas y otras cuestiones tienen respuestas en las que se aprecian diferencias substanciales entre las posiciones mantenidas por los economistas ambientales y los que se identifican con el ecologismo. Los distintos fundamentos éticos utilizados por unos yotros pueden explicar algunas de las divergencias. Así, para la filosofía humanista, base de la economía ambiental, sólo los seres humanos pueden ser los depositarios de los derechos y por tanto de los deberes.
Por el contrario, la filosofía que subyace a la concepción ecológica predica que los derechos y deberes deben definirse tomando como referente todo el sistema natural. Partiendo de estasdistintas concepciones no es fácil llegar a conclusiones coincidentes.
Cuando, desde la economía, se estudia la gestión de los activos ambientales y se analizan los procesos de desarrollo que tienen lugar en los ecosistemas, una de las primeras enseñanzas que se derivan del análisis es que la actividad económica no sólo puede reducir la complejidad de los ecosistemas y su diversidad,haciéndolos más vulnerables, sino que, además, consigue el crecimiento económico a costa, demasiado a menudo, del deterioro y la mala utilización de los activos no fabricados por el hombre.
El análisis detallado de las razones por las cuales los mercados no san capaces de gestionar y utilizar e! medio ambiente eficientemente nos ha permitido a los economistas aprender también, y este es uno de losargumentos que pretendo desarrollar en estas líneas, que para diseñar políticas que preserven los recursos ambientales es muy conveniente conocer las reglas del mercado, los incentivos que subyacen a su funcionamiento y las propiedades que reúne cualquier proceso de asignación llevado a cabo a través del mecanismo de precios.
Está ya suficientemente claro que si se utiliza el mercado como mecanismopara decidir el uso del medio ambiente bien como receptor de residuos, como proveedor de recursos productivos, o como proveedor de servicios, tangibles o intangibles, lo que hay que esperar son niveles de emisión de residuos superiores a la capacidad de asimilación del medio ambiente, una explotación excesiva de los recursos productivos y un consumo de los servicios no sostenible en el tiempo.
Laopinión informada acerca del por qué el sistema de precios ha sido, y es, incapaz de conseguir que los activos ambientales y los ecosistemas se utilicen de forma apropiada descansa en elementos que tienen que ver con las razones por las cuales el mercado o no existe o fracasa en esta tarea.
La primera razón la inexistencia de mercados, está relacionada con la no asignación de derechos depropiedad. La mayoría de los recursos ambientales son utilizados en régimen de libre acceso; no hay una asignación clara de derechos de propiedad sobre el aire, sobre la capa de ozono, sobre las aguas internacionales o sobre la atmósfera.
Consecuentemente, es imposible que existan los incentivos precisos para que la explotación de estos activos se lleve a cabo utilizando la lógica económica queimplica que, cuanto más escasos sean los recursos mayor será el precio que habría que pagar por su utilización, o la lógica que establece que, si el recurso tiene propietario éste tendrá en cuenta no sólo la tasa a la que puede explotarlo en el presente sino las tasas de explotación posible en períodos futuros, evitando así una actitud rapaz (consumirlo todo rápidamente).
El esfuerzo por lograr...
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