La Etnografia Desde El Punto De Vista De Los Nativos
La intención de la autora es confrontar a la antropología denuncia el ocultamiento de las fuentes de los datos y propone que se dejen salir aquellas voces ocultas que son autoras de nuestras etnografías. El camino reflexivo en que se ha metido la antropología a partir de esta denuncia es que en lugar de devolver la voz al nativo, hablasiempre más de sí misma, porque ha renunciado a estudiar los discursos “como realización de un proceso creativo constituido de recursos lingüísticos, sociales e individuales”.
Rigoberta Menchú afirma: “hay demasiada gente que quiere hablar en lugar de los nativos: a veces son los antropólogos; piensan que lo saben todo sobre los pueblos indígenas, pero no es cierto, y también ésta, es una formade racismo”.
Un primer paso, y el más importante, para devolver la voz a los indígenas sin que sea de forma ingenua, folclorizada o, peor aún, racista podría ser restablecer la prioridad de la relación dialéctica entre los datos producidos por los interlocutores para los antropólogos y el uso que hacen de ellos. Esta prioridad depende de la forma en que los individuos construyen las relacionesentre ellos y con los acontecimientos en que están involucrados, o que involucran a otros en el presente y en el pasado.
Sólo después de haber aclarado los repertorios y parámetros locales de las rutinas comunicativas y del conocimiento, con los cuales las voces de los nativos actúan en el mundo y lo van construyendo, será posible el segundo paso: reflexionar sobre algunos aspectos de la relacióndialógica entre colaborador y antropólogo.
La actividad discursiva sigue un movimiento oscilatorio de conversión de códigos; en estas conversiones podemos encontrar muchos aspectos para el conocimiento de quien se habla, y la relación con lo que se dice, a quién se dice, y sobre la condición en la cual se actúa el intercambio con los antropólogos.
El resultado de ese intercambio podría ser labase para empezar una reflexión hecha por más voces sobre los procesos que permiten la coautorialidad no sería sólo declarada sino realizada.
TEAT JUAN OLIVARES
Juan Olivares es un hombre de 80 años. Desde los años sesenta, su reputación de informante lo pone en comunicación con los primeros antropólogos, como Richard Diebold y Charles Cheney. Olivares ha trabajado y está trabajando con muchosinvestigadores mexicanos entre los cuales están Alicia Ramírez, Saúl Millán y, ahora también, con su misma gente de San Mateo del Mar.
Muchos han requerido y requieren de él la “verdad objetiva” sobre la cultura huave, como si él fuera el tesorero de los conocimientos tradicionales; igualmente su vida personal es tomada en “préstamo” o “rechazada” según si corresponde a ciertos niveles derepresentatividad de la cultura huave.
La manera de comportarse de Juan está fuera de la tradición huave, un caso muy interesante: un conocedor de la tradición que no actúa según la tradición. Si el criterio para escoger a un informante es la verdad y la objetividad, termina por reificar y tipologizar a las personas y transformarlas en impersonales abstracciones, representaciones colectivas, etcétera.Juan Olivares es un hombre excepcional debido al tipo de conciencia con que va construyendo significados y análisis, estando totalmente adentro de los procesos de construcción de las perspectivas lingüístico-simbólicas de su cultura, como co-participante de un mismo y variado sistema histórico-cultural. No representa su vida como más ejemplar que otra, pero sí como la de alguien a quien le interesasu lengua y su costumbre, o sea, subraya lo que es su fuerza: la capacidad de reflexionar, de recordar, de ser consciente de su participación, junto a otros, en un medio cultural determinado, que cambia y se transforma, porque la gente es distinta entre sí y, en consecuencia, actúa de forma distinta.
El hecho de que Juan Olivares haya originado y desarrollado esa capacidad de síntesis y esa...
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