La Eucaristia
Por invitación entendemos todas las palabras por las que el presidente de la mesa propone a los comensales que acudan ai lugar de ía comida y en el momento decidido, que tomen asiento y que reciban su parte de alimento. La invitación es típicamente la promulgación reiterada de ia Ley del Don. Esta ley nos instituye como comensales de pleno derecho en la mesadivina. Es replica de ia palabra de adopción, que nos consiguió ia dignidad de ios hijos de Dios en ei Hijo Único "entregado a ia muerte por nuestros pecados y resucitado para nuestra" (Rm 4,25). La invitación convierte el don de Dios para nosotros a la vez en un deber y erj un derecho. En efecto, nos enseña que eí crecimiento de nuestra vida espiritual exige la acogida de este pan "super esencial"(Mt 6,11), más vital qua nuestro pan de cada día. Bajo la diversidad de sus formas, la palabra de ía invitación deja oír otra vas: la llamada de Jesús a los Apóstoles cuando les da ei pan y el vino: "Tomad y comed... tomad y bebed..."
En la mesa de los hombres, ía invitación instituye un contrato que confiere a cada uno el derecho mínimo de tener gratis la comida ofrecida. En la Eucaristía, lainvitación nos confía la preocupación de no dejar caer de la mesa las migajas de la comida qua el Padre celestial tiene destinadas a sus hijos. Abriendo ei cicio del intercambio de dones, la invitación autentifica el don y expresa su valor al remitirnos a su origen que
es la generosidad del Padre,
Comopalabra instauradora de todo bien, ;ia bendición es "típicamente el acto del Padre, y después, de todos los qua expresan^ simbólicamente su paternidad verdadera. En la bendición hay dos momentos articulados y complementarios. Bendecir es sobre todo, reconocer en el Padre la fuente de todo don. Después^ la bendición es la petición dirigida al Padre para que transforme, mediante somnipotenciacreadora, el objeto que te presentamos como sacrificio. Por lo tanto, es la acción de gracias que prepara ia llamada para que irrumpa eí misterio. La lectura
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atenta de la historia sagrada, en la que el camino del pueblo de la Alianza estuvo continuamente abierto gracias a las maravillas de Dios, nos confiere la audacia de solicitar del Padre la intervención soberana de suomnipotencia salvadora. ,
Reconocer en ios alimentos el don de Dios, nos prepara para acoger el cambio decisivo realizado por la Palabra de Dios. Antes do transformar y distribuir el pan y el vino; Jesús bendijo al Padre del que viene todo don perfecto (Sto 1,17). En l$ mesa, la bendición debería recordamos que Dios no cesa de sostener en la existencia a ios , que creo por amor. Hace de la necesidadvital de comer para vivir, una llamada de atención a la providencia de Dios, que conoce nuestras necesidades mejor que nosotros. Durante la eucaristía, el recuerdo de las maravillas de Dios y la llamada a su omnipotencia, como lo vivió Jesús, forman el contexto vivo en el que la palabra dicha otra vez en nombre de Jesús, llevara a cabo ia transformación de nuestros alimentos fundamentales en pande la vida y en vino del Reino Eterno.
* EL MEMORIAL
Toda comida es recuerdo. Las primeras hueilas escritas en nuestra memoria se deben a ía importancia particular de ios aprendizajes aiimenticios. Jesús quiso sacar partido del valor de la ¡comida como soporte del recuerdo, tanto en la vida social como en nuestra historia individual, Pero lo que éi nos deja como recuerdo no es un aumento comatai ni una imagen, sino a palabra del mandamiento: "Haced esto en memoria mía" (Le 22,19). Esta orden exige un acto de nuestra parte y por ese acto * demandado, nos orienta definitivamente hacia el futuro. Siempre tenemos que retornar por nuestra cuenta los gestos y las palabras de Jesús y actualizarlas integrando en eiias el peso d^ nuestra vida. Otra vez se trata de una apropiación original y no...
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