La evolución del mito de Don Juan

La evolución del mito de Don Juan


José Zorrilla (1817 - 1893), el autor de Don Juan Tenorio (1844), la versión más reconocida del mito, el polémico drama español popular por excelencia (Salas, [en línea]),
pertenece a la segunda generación de los románticos, por lo tanto pone mucho empeño
en renovar la tradición romántica española.
Sin embargo, el seductor sevillano es un personajedel teatro barroco que logró ocupar
su lugar individual en la literatura española, al lado del anterior hidalgo manchego cervantino, aunque no se nos asocie con ningún autor concreto, sino con lo que define, un seductor
y mujeriego (Garbajo García, p. 224, [en línea]).
Así, con el paso del tiempo, el tipo, personaje – personalidad de construcción abierta,
se convirtió en un mito universalllegando a protagonizar un sinfín de obras.
Antes que nada, hay que aclarar que la figura con sus rasgos básicos fue diseñada
por un religioso, Gabriel Téllez, y surgió para señalar sobre todo una una actitud religioso - moral
y luego una amorosa (Garbajo García, p. 225, [en línea]).
Su imagen se refleja ya desde mucho antes de El burlador de Sevilla de Tirso de Molina, quien elaboró eltema nacional donjuanesco como primero (1630) y con un matiz teológico, pasando por Dom Juan ou le Festin de Pierre de Molière (1665), hasta el mismo decimonónico Zorrilla (1844), aunque tratara de un demonio que incluso despierte simpatía del lector por ser un rebelde inmoral, vanidoso y soberbio, para mencionar tan sólo algunas1. Lo mismo se puede decir de Las galas del difunto de Ramón delValle-Inclán, una obra considerada, según Juan Bautista Avalle-Arce, Guillermo Díaz Plaja y Manuel Bermejo Marcos, de una parte una esperpentización o incluso deformación y esquematización del mito de Don Juan basada en parodia, pero de otra parte, una crítica abierta y dura de la realidad histórica y social de la época.
Todas estas versiones, aunque la “construida” donjuanesca de Tirso se opne a la“destruida” antidonjuanesca, pero invariablemente fiel a la tradición, de Zorrilla (Garbajo García, p. 226, [en línea]), muestran las mil caras de Don Juan: conquistador, seductor, voluptuoso y sensual, masculino, cínico, ateo, pecador... Esta imagen tradicional fue defendida por el filósofo
y ensayista José Ortega y Gasset de la generación de 1898.2 Lo considaera un símbolo humano en general yparticularmente nacional, y su leyenda un terrible dtrama que sufrió demasiados cambios (Ortega y Gasset, en: Fernández López, [en lnea]), pero igual
el personaje sigue siendo idealizado provocando envidia de los hombres, según el propio Ortega y Gasset, y anhelo y esperanza de las mujeres, según Mercedes Alonso
(Garbajo García, p. 229, [en línea]), ya que en la versión zorrillana, apoyada en latirsiana, gana las caras de casto, confesor y mártir.
Otras obras inspiradas por el mito son: Pepita Jiménez de Juan Valera (1874) con el personaje donjuanesco maduro de don Pedro de Vargas, La Regenta de Leopoldo Alas Clarín
(1884 - 1885) donde el personaje donjuanesco es Álvaro Mesía, y Fortunata y Jacinta
de Benito Pérez Galdós (1886-1887) con el personaje donjuanesco de Juan Santa Cruz.Sin duda, el mito de Don Juan es uno moderno, trascendente y, por una lucha constante
del hombre contra Dios, uno prometeico que sigue siendo misterioso e inagotable
(Rof Carballo, en: Fernández López, [en línea]), ya que cada relectura y recreación lo cambia.
Precisamente de dar una nueva vida a lo ya conocido, pero sin deformación alguna, se trata
en el teatro riacesco (Ruiz Pérez, p. 489[en línea]), que de esta manera provoca la múltiple interpretación del texto existente (Suárez García, p. 144, [en línea]).
Como mito Don Juan es inmortal y se adapta a diferente autor, época o género literario siguiente.
El mito del burlador se inició con Tirso, ya que El burlador de Sevilla ha inspirado muchos textos posteriores, como Don Juan Tenorio de Zorrilla.3
La versión zorrillana...