La Evolucion De Calpurnia Tate Extracto Web
de Calpurnia Tate
La evolución
de Calpurnia Tate
Jacqueline Kelly
Traducción de Isabel Margelí
Título original inglés: The Evolution of Calpurnia Tate
Copyright © 2009 by Jacqueline Kelly
Primera edición: marzo de 2010
© de la traducción: Isabel Margelí
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Para mi madre, Noeline Kelly
Para mi padre, Brian Kelly
Para mi esposo, Robert Duncan
Capítulo 1
El origen de las especies
Cuando un joven naturalista emprende el estudio de un grupo
de organismos desconocido para él, al principio está demasiado
perplejopara establecer las diferencias que hay que considerar
[…], pues desconoce el grado y el tipo de variación al que ese
grupo está sujeto.
Darwin, El origen de las especies
En 1899 ya habíamos aprendido a dominar la oscuridad, pero
no el calor de Texas. Nos levantábamos de noche, horas antes
del amanecer, cuando apenas había una mancha añil en el cielo
oriental y el resto del horizonte seguíanegro como el carbón.
Encendíamos nuestras lámparas de queroseno y salíamos con
ellas por delante, como si fueran nuestros propios solecitos titilantes. Nos esperaba mucho trabajo antes del mediodía,
cuando el mortal calor nos devolvía a todos al interior de nuestra gran casa y nos tumbábamos en los cuartos sombríos de
postigos cerrados y techos altos, como víctimas sudorosas. El
habitual remedioveraniego de mamá de salpicar las sábanas
con refrescante colonia sólo duraba un minuto. A las tres de la
tarde, cuando era hora de ponerse en pie, la temperatura aún
era criminal.
El calor era un suplicio para todos los que vivíamos en Fentress, pero las que más lo sufrían eran las mujeres, con sus enaguas y corsés. (A mí todavía me faltaban unos años para esa
forma de tortura exclusivamentefemenina.) Se aflojaban las
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cotillas y se pasaban las horas suspirando, y maldecían el calor
y también a sus maridos, por haberlas llevado al condado de
Caldwell a plantar algodón y pacanas y criar ganado. Mamá
abandonaba temporalmente sus peinados postizos: un falso
flequillo ondulado y un mechón rizado de pelo de caballo, las
bases sobre las que cada día construíauna elaborada montaña
de su propio pelo. Como eran días en que no recibíamos visitas,
hasta metía la cabeza bajo el grifo de la cocina mientras Viola,
nuestra cocinera mulata, le daba a la bomba de agua y se la dejaba empapada. Teníamos orden de no reírnos ante ese espectáculo asombroso. Y a medida que la dignidad de mamá iba sucumbiendo al calor, descubríamos (igual que papá) que lo
mejor eraapartarse de su vista.
Aquel verano, yo tenía once años y era la única chica de
siete hermanos. ¿Os podéis imaginar una situación peor? Me
llamo Calpurnia Virginia Tate, pero entonces todo el mundo
me llamaba Callie Vee. Estaba justo entre tres hermanos mayores —Harry, Sam Houston y Lamar— y tres más jóvenes
—Travis, Sul Ross y el benjamín, Jim Bowie, al que llamábamos J.B.—. Los pequeños conseguíandormirse de verdad a
mediodía, a veces incluso apilados unos encima de otros como
cachorros empapados y humeantes. Tanto los hombres que llegaban del campo como mi padre, de vuelta de su despacho en la
limpiadora de algodón, también dormían, después de regarse
con cubos de agua tibia del pozo en el porche de la siesta, antes
de caer noqueados en sus camas de cuerda.
El calor era un suplicio, sí,...
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