La extraña muerte del chico ostra
y en la playa fue la boda.
Su larga luna de miel
en la isla de Capri fue
Para la cena el mesero
les puso un solo platillo:
un gran caldo de mariscos.
La noviapidió un deseo.
Y el deseo se realizó.
Dio al fin a luz un bebé.
Pero éste ¿era humano o no?
Bueno, quizá. Tal vez.
Diez dedos en pies y manos,
y demás órganos sanos.
Podía sentir yescuchar.
Pero ¿normal? No, ni hablar.
Este engendro antinatura,
Este cáncer indecente,
Era la imagen viviente
de toda su desventura.
Ella se quejó al doctor:
“No es hilo de mi madeja.
¿Dedonde sacó ese hedor
a salmuera, pez y almeja?”
“Y ha sido usted afortunada.
Yo la semana pasada,
trate a una niña con pico
y tres orejas. ¿Me explico?
Si es mitad ostra su niño,
búsquese aotro a quien culpar.
-Y añadió con cierto guiño -
¿Se ha puesto a considerar
una casita en el mar?”
No sabían como llamarlo.
A veces le decían Carlo
y a veces -con voz perpleja-
“eso queparece almeja”.
Encogido el corazón,
Ninguno en verdad sabía
si el chico ostra algún día
rompería el caparazón.
Los cuatrillizos Montalvo
cierta vez se lo toparon.
Le espetaron un “¡Bivalvo!”y enseguida se escaparon.
Una tarde en que llovía,
Carlo se sentó en la calle.
Y miró arremolinarse
el agua en la alcantarilla
Aparcada en la cuneta,
conmovida y afligida,
su madre dabasalida
a su congoja secreta.
Ya se habían acostado
una noche, y ella dijo:
“Cariño, huele a pescado
y yo creo que es nuestro hijo.
Y aunque dicen que una dama
debe callarse esas cosas,
meparece que le endosas
tus problemas en la cama.”
El probó cuanta loción
pudo hallar en el mercado.
Tenía el cuerpo colorado
y comezón, comezón.
Y de rascar y rascar
la piel le empezó asangrar
El doctor, tras una pausa,
dijo: “El remedio a su mal
podría ser su misma causa.
Las ostras, como sabéis,
dan gran potencia sexual.
Supongo que si os coméis
a vuestro niño podréis...
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