La fabula de la bandera y el pié de micrófono.

Por Alan Gomez

La visita del ídolo adolescente Justin Bieber conmocionó desde su llegada el pasado jueves 7 de noviembre a la Argentina. Ese fin de semana dio 2 shows y dejó uno por la mitad a causa de distintas razones que involucran su salud y el libertinaje de sus salidas. El sábado se presentó en el Estadio Monumental Antonio Vespucio Liberti y un accidente con la bandera nacional lo dejóante la mirada crítica de todo un país.

Detrás de mí se encuentra un manojo de nervios hecho persona, roe sus uñas y mueve unos ojos celestes inmensos de una esquina a la otra, detrás de ella hay aproximadamente unas 200 personas en el mismo estado de desesperación y ansiedad. Los gritos se hacen esperar, solo hay impaciencia, todo el mundo sabe lo que está pasando en el hoteldonde él se encuentra y nadie se muere de la envidia. Miro hacia delante, de un cuello cuelga un carnet mediano de aproximadamente 15 por 30 centímetros, el colgante es violeta: color favorito de él. Tiene una foto de él vestido totalmente de blanco mirando al cielo con anteojos negros y un dedo señalando el infinito, al lado de esa imagen se puede leer claramente: VIP Justin Bieber.Son las 16:15 horas del sábado 9 de noviembre, la fila es rápida y burocrática: un par de papeles firmados, insignias y pulseras amarillas para los más beneficiados. En el brazo de ella, que está delante de mí, hay una pulsera roja “para la envidia”. Se llama Marlene, tiene 17 años y es de Ramos Mejía, cuando sonríe en sus mejillas se forman dos positos: Hoy, ese gesto no va a desaparecer entodo el día. Al lado de ella está el único believer que disfrutará el VIP, su nombre es Juan Cruz, porta una camisa cuadrillé y una mochila, además de una sonrisa de oreja a oreja. Poco a poco vamos ingresando y se empiezan a escuchar los gritos hasta ahora reprimidos. Corremos por el pasillo levantando el brazo para que se pueda ver la pulsera que identifica a los que ingresan al meet & greet,el bolso con la imagen de Bieber que cuelga de la espalda de Marlene da saltos cortos que pegan sin dañar en su nuca. Emoción e inquietud. En el espacio privilegiado hay unos cubos blancos y mesas para los que quieran sentarse a esperar, a un costado hay más mesas mucho más grandes en las que se pueden probar golosinas y gaseosas. En este lugar todo son gritos, ropa blanca y violeta. Faltan algunashoras para que llegue Justin y lo puedan ver desde cerca, y eso se nota en el rostro de todos.

La espera se hizo eterna, cuando él llegó las voces de todos se hicieron un ruido estridente. Todos querían tocarlo, abrazarlo, besarlo: Pero nadie pudo. La seguridad de Bieber era bastante rígida, podés hablarle y darle la mano “posen uno a uno para la foto”. Después de todo llegaronlas quejas de las fans “No me dejaron ni abrazarlo” decían entre llanto y odio a los guardaespaldas del icono pop, aunque hubieron excepciones que mantuvieron la calma y se adecuaron a las condiciones. “Después de conocerlo te ponés a pensar y es una persona común y corriente que trabaja de lo que le gusta y la emoción ya no es la misma” comentó Marlene días después del show, pero en el momentode saludarlo su rostro no decía lo mismo. Justin estaba vestido de negro, con una remera larga semi-transparente y una gorra enorme al estilo rapero, se lo notaba cansado pero siempre sonriente y a los fans que lo esperaron no les importó que haya llegado tarde la previa del show. Cuando Juan Cruz le tocó saludarlo no pudo contener sus lagrimas: “You saved my life” a lo que Justin respondió con un“Oh thanks bro” y una sonrisa perfecta. Las imágenes en este momento son un recuerdo invaluable en la vida de estos fanáticos que hoy en día siguen apostando en bancar a su ídolo. “Yo lo vi y sinceramente me causó gracia, no lo tomé como algo burlon o una falta de respeto, quizás es porque yo estaba concentrada en otra cosa, en mirarlo a él y no en lo que hacía con la bandera” confesó Marlene...