La Fe Ecumenica
SAMUEL VILA
LA FE ECUMÉNICA SEGÚN
EL CREDO APOSTÓLICO
Segunda edición del libro: “La fe del cristianismo
evangélico” notablemente ampliado
© 1966, 2007. Editorial CLIE,
Moragas Barret, 113, Terrasa
Barcelona, España
~2~
PROLOGO A LA PRESENTE EDICIÓN
Nuevos tiempos
H
an pasado veinte años desde que se publicó el presente libro bajo el título de«La Fe
del Cristianismo Evangélico». Nadie podía prever los cambios que ocurrirían en el
mundo religioso en estas dos décadas, sobre todo en la última. Aquella grande
sección de la Cristiandad a la que aludimos frecuentemente, la Iglesia Católica Romana,
parece haber despertado de su letargo de siglos y está moviéndose en una dirección favorable
a la indicada en estas modestas páginas.Semejante fenómeno histórico ¿ha dejado anticuado y hecho innecesario el presente
libro? De ningún modo. En primer lugar porque su principal objeto es ser una apología de
la fe, no de una denominación o iglesia sino de todas las confesiones cristianas que
aceptan el llamado Credo apostólico de Nicea frente al escepticismo prevaleciente de
nuestros días.
Difícilmente acepta el pueblo, hoy día,fórmulas de fe sobre una base de autoridad de
parte de algún grupo religioso. La tradición, la costumbre, las enseñanzas impartidas en la
infancia, tienen todavía, y tendrán siempre una gran influencia, pero lo cierto es que
millones de personas que recitaron de memoria fórmulas de fe y pasaron en su
adolescencia brillantes exámenes de catecismo, católicos o protestantes, han llegado a
negar congran facilidad aquellas creencias en las cuales fueron educados. Muchos han
entrado en la «nueva ola» de un existencialismo materialista, por-que nunca llegaron a
comprender y apreciar las razones y valores de su supuesta fe. Es necesario persuadir a la
juventud de nuestros días de lo razonable y probable de las doctrinas en que fueron
educados, ampliando su visión por encima del conceptomaterialista del Uni-verso hacia
las regiones del espíritu.
Intuiciones del sexto sentido
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Hoy más que nunca enseñar es razonar, porque nadie acepta ideas o afirmaciones sin
discutirlas. Y el credo apostólico es una serie de afirmaciones trascen-dentales, que
sobrepujan todo raciocinio humano, pero que el sexto sentido del hombre presiente, y el
corazón acepta gozoso tan sólo cuando esiluminado y regenerado por la gracia de Dios.
La existencia de un Creador todopoderoso y su interés por un mundo moralmente
necesitado, no es algo que la razón humana no presienta.
El plan de redención por Cristo es una verdad que el raciocinio humano, desde los días de
San Pablo, se siente muy inclinado a discutir; pero no es inverosímil cuando se considera
por un lado la depravación humana,por el otro, la imposibilidad de que un Legislador
justo pase por alto el pecado, y finalmente, las evidencias históricas que tenemos acerca
de la persona de Cristo, su propósito redentor, y los orígenes del Cristianismo.
La idea de un juicio futuro de todos los seres morales que van pisado este planeta va
unida a la fe en la inmortalidad, y participa de las mismas dificultades que aquella, enel
terreno práctico de las realidades sencillas, pero tanto la una como la otra son anhelos del
humano espíritu. No solamente el ser humano no se resigna fácilmente a dejar de ser,
sino que tiene en sí la idea innata de justicia. Se subleva contra las injusticias de la Historia
y se siente inclinado a acusar al sabio Creador que se revela en sus obras por haberlas
permitido. El hombreescéptico no se da cuenta de que con sus protestas confirma la
necesidad del octavo y por ende en la probabilidad del último artículo del símbolo de la fe
cristiana. Por misterioso e imposible que parezca todo ello al hombre actual que se ciñe a
los estrechos límites de su razón y al limitado conocimiento que posee de los secretos del
Universo.
Por esto no es tarea impasible tratar de razonar el...
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