la fiesta de las balas
Se ha dicho y repetido que la sensibilidad y la atonía del cuerpo público y la paz de México eran la del agua dormida. Si hay represión, ésta es poco sanguinaria.Cuando Madero se lanzó contra el régimen momificado, fue el corazón y no la razón quien decidió. Se pueden desde ahora multiplicar las objeciones contra el maderismo, pero no se le comprenderá fuerade su atmósfera onírica. Francisco I. Madero (I. como «Inocente", creían calumniar sus enemigos) razonó contra todo el mundo. Su análisis es el de una audacia. Su "locura" viene de ahí y no de otraparte. Es una locura razonable.
La última década de la administración porfirista discurría quieta como un río de aguas mansas. Nadie se daba prisa a nada porque nada era urgente. Sobraba trabajo paracuantos lo buscaban, los salarios eran ínfimos, pero jamás se dio el caso de que alguien muriera de hambre o de frío. Hasta el bolsillo más modesto podía permitirse comodidades y lujos, hoy reservadosexclusivamente a los magnates enriquecidos con los despojos de aquella época. Sólo de una manera excepcional aparecía el tipo, tan común en nuestros días, del famélico avorazado que no se detiene...
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