La Filosofía Burguesa Posclásica
Rubén Zardoya Loureda
Ciudad de La Habana
1999
INDICE
La crítica a la filosofía burguesa posclásica. Cuestiones de método .….. 3
El modo de producción espiritual antagónico ………………………… 32
De cómo caracteriza Marx la forma vulgar de la teoría……………….. 50
Determinación lógica de la filosofía burguesa posclásica …………….. 65
El fetichismo de la reflexión filosófica vulgar …………………………. 77
El comienzo de la filosofía burguesa posclásica ……………………… 88
Determinación formacional de la filosofía burguesa posclásica ..……. 112
La crítica a la filosofía burguesa posclásica. Cuestiones de método
I.
No se hallará en estas páginas el menor intento de entablaruna discusión científica con los filósofos burgueses postclásicos, sea en la forma de invectivas y recriminaciones o en la de un "debate camaraderil culto" con arreglo a las normas y el ideal de la república kantiana de los científicos. El autor evitará repetir las consabidas acusaciones de decadentes y retrógradas que les han sido prodigadas a diestra y siniestra desde las posiciones del marxismovulgar de orientación apologética; no intentará, pues, incinerar sus obras en un imaginario auto de fe, ni pretenderá imponerles multas intelectuales, recluirlos, torturarlos, confiscar sus bienes o desterrarlos del sistema contemporáneo de producción de la conciencia. No vestirá los hábitos de Torquemada. Pero tampoco se las arreglará para entonar con ellos una misma melodía especulativa y, conel ánimo de "superar enfoques unilaterales" o "contribuir a la afirmación de una atmósfera creadora", esclarecer en un "libre intercambio de opiniones" las divergencias y confluencias entre sus proposiciones y la concepción materialista de la historia, verificar la fundamentación de sus hipótesis y postulados, revelar sus "momentos débiles y fuertes", proponer soluciones alternativas a losproblemas que los desvelan y coquetear de contrabando con sus filosofemas, recursos formales y excursiones contemplativas. No hará las veces de corregidor o curandero, presto a encauzar los "meollos racionales" de la especulación cosmovisiva por el sendero de la dialéctica y el materialismo, o bien a aplicarles pomadas y sangrías e injertar tejidos de su epidermis sobre el cuerpo teórico del marxismo. Alnivel más inmediato, la primera de estas modalidades de crítica hace pensar en que, efectivamente, el ladrido rara vez va acompañado de la mordida; la segunda trae a la memoria las reiteradas anécdotas de psiquiatras que, en el empeño de curar a sus pacientes, terminaron encarnando las figuras de Julio César o Napoleón Bonaparte.
Si por “discusión científica” no se entiende la simpleexhibición del desacuerdo de opiniones sobre un problema dado -la refutación de los juicios del adversario y la descripción de las bondades de los propios- sino un proceso colectivo de demostración de la veracidad de una proposición o teoría a través de la confrontación de diferentes puntos de vista en el interior de la ciencia, constituye una ilusión, cuando no una superchería con fines publicitarioso turísticos, la idea de que es posible entablar una discusión científica entre los teóricos sociales marxistas y los filósofos burgueses posclásicos. No se trata únicamente de insistir en el hecho empíricamente verificable de la total incomunicación existente entre las diferentes escuelas del pensamiento filosófico contemporáneo, que convierte en un diálogo entre ciegos y sordomudos todo intentode considerar de conjunto las divergencias teóricas, asimilar las “verdades” ajenas e, incluso, notificar los resultados obtenidos en un lenguaje mínimamente comprensible para quienes parten de supuestos teóricos y metodológicos diferentes. La razón es mucho más excluyente: la ciencia social fundada por Marx y la filosofía burguesa posclásica son formas radicalmente diferentes de...
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