la fisica

CAPITULO XXXVII
Al amanecer del día en que iba a celebrarse el desposorio de sinar, este, con Nay y el misionero, bajaron a las riberas del Gambia, y el sacerdote les hablo:
El Dios que os ha hecho amar, el Dios que adoran vuestros hijos, no desdeña por templo los pabellones de palmeras que nos cobijan. Pidámosle que os bendiga.
Y adelantándose a la orilla, dijo solamente una oración, quelos jóvenes pidieran arrodillado a uno y otro lado de anciano actos seguidos derramo el agua bendita sobre sus cabezas y pronuncio las palabras del bautismo.
Era la última noche que los nobles del tribu pasaban en casa de magmahu entregados a danzas y festines, celebrando así el matrimonio de Nay y Sinar. Los invitados apuraban con exceso caros y enervantes licores…
De improviso se oyeron en elbosque vecino detonaciones de fusil, seguida de otras que iban acercándose a la morada de magmahu. Este llamo a sinar, quien empuñado un sable, corrió a su encuentro. Nay estaba abrazada a su esposo cuando magmahu decía:
-¡Los gambez! ¡Son ellos!
Y tratan inútilmente de remover a sus valientes, que yacían por el suelo bajo los efluvios de la bebida
El expendo de las armas y los gritos seaproximaban. Incendiadas las cas del poblado lidantes con la ribera, un rojizo resplandor iluminaba el combate.
Magmahu y Sinar sordos a los alaridos de las mujeres y a los lamentos de Nay, corrían hacia el sitio en que le peleaba eran más encarnizada. Atravesado el corazón por una bala, magmahu perdió la vida. Sirna lucho hasta el fin defendiendo a nay y su vida, hasta que un jefe de los gambez legrito:
-¡ríndete y te perdonare la vida!
Nay presento las manos para que se las atase aquel hombre.
Los clamores que se le escaparon al convencerse de su desgracia, fueron interrumpidos por las amenazas de un blanco de la tripulación.
Una mañana –después de muchos días de navegación, nay estaba sobre cubierta. La epidemia que había atacado al pasaje obligaba a dejarles respirar aires libres,temeroso el capitán de que la muerte hiciera estragos. Luego de examinar a los compañeros de nay, el dueño de la casa no dio muestra de satisfacción pero se detuvo a fijarse en la muchacha e hizo de ella algún elogio, compartido por la mujer. Esta dejo ver a nay algún gesto de compasión: trabase de Gabriela, mestiza cartagenera y esposa del señor de la finca-William sardick -, establecido desde 2 añosantes en el golfo de Urabá.
CAPITULO XXXVIII
Porque aquel tiempo se explotaban minas en el choco; y bien merece ser elogiada su producción si se tiene en cuenta el rustico sistema utilizado por cuadrillas de esclavos.
La mayor párete de las mercancías que se consumían en el cauca-y las que se expandían en el chocho-llegaban por el Atrato. Los mercados de Kingston y de Cartagena eran los másfrecuentados. Existí en turbo una bodega.
Conocido esto, fácil será estimar con que visión había sardick establecido su residencia: las comisiones de muchos negociantes, la compra de oro y el intercambio que con los rivereños hacían de carey, tagua, pieles, caucho, cacao y jagua, por sale, aguardientes, pólvora, armas y baratijas, eran bastante lucrativos para tenerles satisfecho y acariciar laesperanza de volver rico a sus país. Ser viales de auxiliar su hermano tomas, capitán del buque negrero al que acabo de hacer referencia. Descargado el mercantil de los efectos, el campitan se dispuso a partir, no sin antes recibir la súplica de nay: - llévame contigo. Yo seré tu esclava. Buscaremos a sinar y así tendrás 2 esclavos en vez de uno. Tu que cruzas los mares, sabrás donde esta y dondehallarle…nosotros adoramos al mismo Dios que tú, y te seremos fieles.
Los compañeros de esclavitud habían ido desapareciendo del lugar. Nay no había sido vendida.
Dos meses después dio a luz un niño, e hizo lo posible para que se bautizará inmediatamente. Orgullosa de ser madre del hijo de sinar, volvieron a sus labios sus sonrisas de antes.
Entonces, el yanqui dijo a mi padre: - no...