La Frustracion
Con la madurez, el hombre se hace menos iluso, espera menos de la vida y se aproxima más en sus expectativas a la realidad. El inmaduro, sin embargo, es más proclive a los grandes batacazos. Vive de ilusiones y cosecha desencantos. Tiene una ideasubjetiva del mundo y todos sus deseos los transforma inmediatamente en expectativas. No cuenta para nada con los imponderables y factores variables. Se cree el centro del universo. Está tan centrado en sí mismo que todo lo toma de un modo personal. En la adversidad, culpa al destino o a otra persona de actuar contra él. Y jamás, jamás se detiene a pensar que puede ser él el equivocado.
Lo másgrave, sin embargo, de la inmadurez es la óptica miope que tiene de la vida: sólo considera lo inmediato. Ignora la lección que encierra toda contrariedad. No entiende que la vida funciona con una estrategia a largo plazo y que cada pequeña derrota personal que nos inflige no es más que una sabia preparación para ayudarnos a ganar la gran batalla final contra la ignorancia. Siempre ocurre lo que tieneque ocurrir, lo mejor; aunque, a veces, nuestra apreciación subjetiva nos haga ver un mal donde solamente hay un bien disfrazado. El dolor, la frustración, el desengaño no son castigos. Son cosas positivas. Son lecciones, si se saben considerar con la perspectiva adecuada. Observa a un jugador novel de ajedrez. Mueve sus peones alegremente, buscando resultados inmediatos, sin pensar en lasconsecuencias ulteriores de sus movimientos. Se excita e ilusiona prematuramente si consigue alguna ventaja parcial y, finalmente, se frustra cuando pierde la partida. ¿No recuerda esto el modo de actuar en la vida del inmaduro?
EL hombre de experiencia, por el contrario, analiza objetivamente todas las posibilidades. Piensa en el resultado final y no se inquieta por los pequeños reveses que ha previstoya como inevitables. El inmaduro se rebela contra su sino cuando éste le es adverso y trata de modificar el curso de los acontecimientos para acomodarlos a sus deseos. El resultado es que su frustración no conoce límites. La actitud del sabio es diferente. Acepta las cosas como vienen y trata de fluir con ellas. En lugar de intentar modificar el destino, que es inexorable, se adapta a los...
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