La Fundación De La Carolina

La Fundación de La Carolina
Una vez sabiéndonos ya cerca de nuestro primer objetivo, el Convento de La Peñuela, a eso de las tres de la tarde y sin prisas, protegidos por las lloviznas de lasCabañuelas Tardías de Agosto, reanudamos nuestro camino cruzando primero el puerto de Almuradiel y a continuación el de Despeñaperros con lo cual entramos en el Reino de Andalucía donde ejercería miautoridad.
Paramos a descansar en Venta de Linares, que remodelamos en poco tiempo llamándole Aldea de la Navas, pero no se que le pasó a una de las doncellas, que una legua después volvimos a parar en laVenta de Baeza, que luego desapareció.
No te puedes imaginar el follón que se armaba cada vez que paraba y arrancaba la comitiva, con los casi cien Guardias y los siete carros más los dos de laintendencia militar.
Por fin a eso de las nueve, llegamos al Convento de La Peñuela donde nos esperaba mi amigo y colaborador Miguel Jijón, con todo preparado y dispuesto para que pasáramos diez díastrabajando y disfrutando de parte de nuestro nuevo territorio.
Las casas que formaban el llamado Convento, no eran gran cosa pero mi querido Miguel y su equipo se habían encargado de transformarlas coninteligencia en, sin duda, la mejor Posada del País. Como es natural se habilitaron rápidamente dos habitaciones más para el capitán y los dos tenientes de la escolta.
Las señoras, mi dulce Isabela ymi querida Gracia, disfrutaron de cortas excursiones por los alrededores, el Centenillo, la Aliseda, el Castillo de Vilches donde luego me contaron, se encontraba el pendón de la batalla de Las Navasde Tolosa, allá por 1212. Incluso en una excursión un poco más larga que hicieron, llegaron hasta la Cascada de Cimbrara un poco más allá de Aldeaquemada, que decían era un paraje hermosísimo.Siempre iban con una nutrida escolta, el teniente mayor, dos sargentos y al menos veinte Guardias. Mientras tanto nosotros aprovechamos esos días para empezar los trabajos de poner en marcha el Proyecto...