La gestion de lo imperfecto
por Javier Fernández Aguado
Hay tres cosas de paso gallardo y cuatro de elegante marcha: el león –fuerte entre los animalesque ante nada retrocede, el esbelto gallo o el macho cabrío, y el rey que arenga a su pueblo (Proverbios, 29-31).
ÍNDICE Introducción La realidad de nuestra situación en el mundo La institucionalización Posibles daños Algunos remediosActitud y modos de comunicar La imperfección, gestionable La imperfección del entorno Las limitaciones de los colaboradores El autoconocimiento Conclusiones Bibliografía
Introducción La situación de inestabilidad en la que el mundo se encuentra tras lo que fue definido como el primer día D del tercer milenio, el 11 de septiembre pasado, con la destrucción de l s Torres Gemelas, en Nueva York, es sóloen parte una circunstancia a excepcional. Para algunos, es como si de repente se corriese el riesgo de ver quebrado todo un orden global fatigosamente logrado. ¿No sucederá, más bien, que la persona se niega
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sistemáticamente a aceptar su verdadera condición ontológica, y eso le conduce a innecesarias sorpresas por no saber detectar la composición del mundo en el que se vive? ¿No ocurriríaque si fuésemos capaces de afinar nuestra mirada sobre el entorno, sobre nosotros mismos y sobre las personas con las que trabajamos, las soluciones que los directivos podrían ofrecer serían, al menos en parte, más efectivas? En las siguientes páginas me propongo presentarles, a modo de esbozo, algunas reflexiones sobre lo que he ve nido a denominar ‘la parcialidad de nuestras metas y la gestiónde lo imperfecto’. Estructuro estas consideraciones en los siguientes apartados: nuestra situación en el mundo, la posibilidad de gestionar lo imperfecto, cómo hacerlo con respecto al entorno, a los demás y a uno mismo. Adelanto ya que considero que quien sabe gestionarse a sí mismo, como imperfecto que es -¡todos lo somos!-, estará en mejores condiciones de ofrecer respuestas válidas a losdesafíos que se plantean en el gobierno empresarial al comienzo de un nuevo milenio. Así escribió Casiano, no sin particular clarividencia, con palabras que son plenamente actuales: “Conviene no forjarnos ilusiones. La paz de nuestro espíritu no depende del buen carácter y benevolencia de los demás. Ese carácter bueno y esa benignidad de nuestro prójimos no están sometidos en modo alguno a nuestro poder ya nuestro arbitirio. Esto sería absurdo. La tranquilidad de nuestro corazón depende de nosotros mismos. El evitar los efectos ridículos de la ira debe estar en nosotros y no supeditarlo a la manera de ser de los demás. El poder superar la cólera no ha de depender de la perfección ajena, sino de nuestra virtud”. Me intereso, para empezar, en un aspecto por el que toda organización ha de peregrinarperiódicame nte: la transición de la época carismática a la burocrática. Este camino, que suele recorrerse de forma casi inevitable a los pocos años de la puesta en marcha de una organización, se repite, con modificaciones, a lo largo de su historia. Si no en todo el sistema, sí en algunas de sus unidades de negocio, o de sus departamentos. De sobra sé que en La Caixa no se produce ni una mínimaparte de los hechos que aquí vamos a proponer, como mero ejemplo de las imperfecciones que pueden plantearse en una organización, y al que aplicar las indicaciones que se van sugiriendo. Conocer los riesgos no significa que aumente el peligro de caer en ellos. Más bien sucede lo contrario: ignorar los obstáculos conduce a tropezar más fácilmente. A efectos pedagógicos formulo
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el siguienteapartado en tono negativo, pues eso puede contribuir más eficazmente a la reflexión sobre lo que nunca ha de permitirse que suceda en el propio entorno organizativo. Mi objetivo es, sin más, estimular su afán por mejorar en los sistemas -¡buenos!- que están empleando para desarrollar y seguir fortaleciendo una organización como ésta, modelo ya en muchas partes del mundo. Evitar peligros en que...
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