La Globalizacion

CAPITULO 2.

PROMESAS ROTAS.

En mi primer día como economista jefe y vicepresidente sénior del banco mundial el 13 de febrero de 1997 al entrar en su gigantesco moderno y flamante edificioprincipal en la calle 19 de Washington D.C. lo que llamo mi atención antes que nada fue el lema de la institución: nuestro sueño es un mundo sin pobreza. Ambas instituciones (El banco mundial y FMI) que laopinión pública a menudo confunde ofrecen marcados contrastes que signan las diferencias en sus culturas estilos y objetivos.

Las estadísticas confirman lo que aquellos que viajan fuera de lascapitales contemplan en los pueblos de África, Nepal, Mindanao o etiopia; la brecha entre pobres y ricos a aumentado e incluso el numero de los que viven en pobreza absoluta. Los esquemas mentales nocambian de la noche a la mañana y esto es verdad tanto en los países desarrollados como en los países subdesarrollados.

ETIOPIA Y LA LUCHA ENTRE LA POLITICA DEL PODER Y LA POBREZA.

Tras cuatro añosen Washington me había acostumbrado al extraño mundo de los burócratas y los políticos. La renta per cápita de Etiopia era de 110 dólares por año y el país había sufrido hambrunas y sequias sucesivasque habían matado a dos millones de personas, me encontré con el primer ministro Meles Zenawi combino atributos intelectuales con una integridad personal.

Meles libraba una acalorada disputa conel FMI y el fondo había suspendido su programa de préstamos. Meles empero tenía dificultades con el FMI. El FMI tiene un papel definido en la asistencia internacional, se supone que analiza lasituación macroeconómica de cada país receptor y asegura que el país está viviendo de acuerdo con sus posibilidades.

Si un país no cumple con los requisitos mínimos
el FMI suspende su ayuda típicamentecuando lo hace otros donantes hacen lo propio. El gobierno contaba con dos fuentes de ingresos: los impuestos y la ayuda exterior. El problema evidente de la lógica del FMI es que supone que ningún...