La guerra civil española 70 años después
El tema generacional es el objeto de un debate que, en mi humilde entender, resulta ahora más
indispensable que nunca. Siempre que se habla de la Guerra Civil, enEspaña, suele hacerse
principalmente desde dos perspectivas; la de aquellos que la protagonizaron, y la de los jóvenes que no
conocieron el período franquista. Sin embargo, existe un tercer colectivocuya experiencia vital coincidió
con la posguerra. Y que es el corresponde a mí generación.
Esas personas, que no tuvimos edad para participar en la carnicería, sufrimos, sin embrago, todas susconsecuencias. Y, de entre estas, el hambre al que hace usted referencia no fue la peor. Ni siquiera la
falta de una libertad que, a pesar de las manipulaciones de unos y otros, este pueblo nunca sehabía dado
a así mismo. La peor de todas las circunstancias que se experimentaron en la larga posguerra fue, sobre
todo, la general y arraigada mala conciencia de los veteranos, que hizo de losciudadanos de todas las
tendencias unos pozos insondables de desconfianza hacia sí mismos.
La falacia ontológica que sostenía que los españoles padecían una especie incapacidad endocrina para
vivir enlibertad, llegó a ser asumida por el inconsciente colectivo de las generaciones protagonistas de la
guerra de tal manera, que esa superstición se convirtió en el refugio tranquilizador donde sesublimaba
toda la angustia autocompasiva derivada de la tragedia. Las generaciones que nacimos o crecimos justo
después de la batalla, fuimos educados por unos vencedores que nunca supieron muy bien qué eslo que
habían ganado, y unos vencidos que empezaban a darse cuenta, poco a poco, de las trágicas
consecuencias de su delirio anterior. Todos ellos estaban obsesionados por la paz. A cualquierprecio.
Y cuando esa paz malvada se fue haciendo duradera, todos se hicieron franquistas. Por opción positiva o
por resignación ante su paupérrima autoestima. Los pocos que, casi por casualidad,...
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