la guerra de las trincheras

La vida cotidiana en las trincheras.

Pero, en las trincheras, no todo era luchar. De hecho, el tópico de los soldados enzarzados en frecuentes y constantes combates es falso. En realidad, comosucede con la mayoría de las guerras, la vida diaria del soldado estaba reinada por una tediosa y monótona rutina.
Durante el día, los soldados se mantenían escondidos en las trincheras, manteniéndoseocultos de los francotiradores y de los observadores aéreos, y protegiéndose de la metralla. Muchos aprovechaban las horas diurnas para intentar dormir un poco. Otros leían las cartas de su familia.Conscientes de la importancia del correo para mantener alta la moral de la tropa, las autoridades militares de ambos bandos dieron prioridad al tráfico postal, consiguiendo que el tiempo necesario paraque una carta llegase al frente (o del frente a casa) se redujese a tan sólo tres días. Para facilitar la comunicación de los soldados con sus familias, se repartieron tarjetas postales que nonecesitaban franqueo. Los que no sabían escribir, tuvieron a su disposición tarjetas con frases ya impresas, que sólo necesitaban firmar. Por supuesto, se establecieron comités de censura, para evitarfiltraciones de información que el enemigo pudiese aprovechar, o para evitar la difusión de comentarios antipatrióticos.
Si el día era aburrido, la noche estaba dominada por una actividad frenética. Bajoel amparo de la oscuridad, sin miedo ya a los francotiradores, las alambradas se reparaban, se excavaban trincheras nuevas, y se enviaban patrullas de reconocimiento a las posiciones enemigas. De vezen cuando se lanzaban pequeños ataques, con el objetivo de conseguir prisioneros, documentos e información. Cuando amanecía, los soldados volvían a sus refugios, e intentaban dormir un poco.Enfermedad, hambre y miedo.

La vida cotidiana en las trincheras, incluso cuando no había combates de por medio, no estaba exenta de peligros. Las enfermedades eran comunes. Existía una que era conocida...