La guerra de los pateles
Un año nueve meses y seis días permaneció Antonio López de Santa Anna en Manga de Clavo, rumiando la amargura de sentirse marginado en el escenario nacional. Lasmaniobras tendientes a sacar del gobierno a Gómez Farías y sus ex yorkinos, así como para formar un Congreso encargado de convertir a Santa Anna en dictador, habían rendido resultados adversos, pues mientrasel caudillo quedó neutralizado por efectos de la derrota texana, sus rivales sacaron del exilio al general Anastasio Bustamante y lo nombraron presidente de la República por un periodo de ocho anos.Más aún, los rivales habían aprobado las Siete Leyes, una especie de documento constitucional de carácter centralista, mediante el cual los estados fueron convertidos en departamentos y suslegislaturas reducidas a consejos con escaso número de miembros; se restaron facultades al Legislativo y el Ejecutivo, y por encima de ambos se colocó un novedoso Sumo Poder Conservador facultado paradeclarar la voluntad de la nación en caso de conflicto entre los poderes.
El 27 de noviembre de 1838, cuando acababa de terminar la comida de mediodía, en Manga de Clavo, Santa Anna escuchó un ruido decañonazos proveniente de Veracruz, y adivinando que el río se hallaba revuelto, montó en su caballo para ir a pescar.
Desde mediados de abril, una escuadra francesa compuesta por veintiséisbarcos de vela y dos de vapor bloqueaba Veracruz, empeñada en obligar a Mexico a atender las reclamaciones de Francia, que exigían el pago de seiscientos mil pesos como indemnización por agravios talescomo el asesinato de un médico francés por un militar mexicano que lo acribilló por haberle cobrado una vieja deuda; el asesinato de toda una familia de franceses llevado a cabo por una multitudmovilizada por la autoridad de una aldea poblana al anunciar que los extranjeros estaban envenenando el agua; la imposición de préstamos forzosos a varios inmigrantes franceses y también el cobro de una...
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