La guerra del Pacífico
Cuando nos volvamos a encontrar
A decir verdad, ella nunca me confesó que estaba enamorada ni que yo era la razón de sus páginas de diario. Tal vez otra hubiera sido la historia. Hoy solo en mi mente queda plasmada su figura; y en mi cuerpo, su aroma.
Fue una tarde cualquiera, en la que decidí ir a buscarla, y me recibió su hermano. Mientras su mamá me preparaba un café para darme lanoticia, encontré unas hojas sueltas que tenían delineado nuestras iniciales.
***
Diciembre. La amaba con sus trastornos. La amaba si era María José, siempre distante; o Isabella, quién me correspondía. Sabía que la perdería un poco de vista, no tendríamos más clases juntos. Yo sería un atormentado psicólogo y ella una excelente periodista.
Al menos nos veríamos una última vez, en launiversidad. Me carcomían los celos cada vez que se robaba la mirada de todos al entrar al salón, era inevitable pasar desapercibida su imponente presencia. Tenía todas las condiciones innatas de una mujer de los medios; pues no solo era una fastuosa mujer, estaba dotada de ingenio y talento.
No dudaba que serían varios días sin verla; sin embargo, calmaba mi deseo recibir sus mensajes. Mensajes yfotos, tal vez de amigos o quién sabe, de amantes. Mensajes de aquellos que acumulaban mi ilusión de volver a verla y fotos que me daban ganas de hacerle el amor. Aún no se va de mi mente su inocente cuerpo y a la vez perfecto, su contextura delgada y su estatura adecuada, un metro sesenta y nueve. Sus senos, sus increíbles senos, eran 34C. Su cintura no lo sé y más abajo quisiera saber.
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Yahabía llegado marzo. Todavía no encontraba la explicación más cuerda de todo lo que había estado pasando entre nosotros. Poco a poco llegué a conocer todo de ella. Me hice dueño de sus pechos, sus curvas y su sexo. Y sí, era María José, pero solo en cuerpo.
Fue una noche en la que había tomado. No para estar ebrio, como suelo hacerlo, sino para sentirme capaz de proponerle que duerma conmigo.Estaba seguro de que esa noche de luna llena, Majo estaba oculta e Isa ardiendo en deseo. Un deseo que nos consume hace ya algún tiempo. Era mi oportunidad, ella no existe siempre, pero la luna me hizo el favor de traerla ese día.
Me sentía muy atraído por su forma de ser, atrevida y ardiente, realmente el diablo en mujer. No quería perderla, pero tampoco estaba dispuesto a perder a las dos. Ysiendo sincero, aquella noche que le hice el amor nada me importó. La esperé en el parque, ansioso, de pronto la vi llegar con un vestidito de flores perfecto para ese momento, me excitó su mirada penetrante y sus piernas perfectas pero sobre todo ese beso sucio que me dio.
***
Junio. Tengo que admitir que me sentía engatusado. Me manejaba a su antojo, y yo era un fiel títere. Sin embargo,se me escarapeló el cuerpo al ver que en esas hojas que hallé, ella había escritó sobre la última vez que estuvimos juntos.
Jueves. Ya no sabía quién era. De todos modos, me levanté contenta. Él me hablaba todos los días y creo que hace mucho no era así. Sabía que todo sería perfecto esa noche, hasta la luna. Mi ropa era increíble, mi cabello estaba lacio y mi boca, rojo dinamita. Paloma y yoiríamos a Barranco.
Llegué nerviosa y mi corazón latía a mil por hora. Él y sus amigos estaban ahí, parecían los dueños de la fiesta; además, todo Lima sabía quiénes eran. El trago, los interesados y las chicas les sobraban. Era algo que realmente me deslumbraba, a pesar de que pueda salir lastimada, siempre me han fascinado los chicos así. Me miró como un criminal mira a su víctima y me sacó abailar cuando sonó nuestra canción. No lo veía desde esa vez que me recogió en el parque y me hizo el amor. Me susurró muchas cosas sucias al oído y me invitó a salir ese fin de semana.
Sábado. Él tocó mi puerta. Yo estaba lista dos horas antes de que él llegue; sin embargo, lo hice esperar. Me llevó al cumpleaños de su mejor amigo. Me hizo sentir especial, como si fuera la única. Luego de un...
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