la hija del ansiano

La hija buena del anciano y la hija mala de la anciana

Érase una vez un anciano si una anciana. Él tenía una hija y ella otra. La hija de la anciana era fea, perezosa, caprichosa y de muy mal corazón, pero como era la muchacha de mamá era muy consentida. Y nunca hacía nada. Sin embargo, la hija del anciano era bella, trabajadora, obediente y muy buena. Dios le había regalado mucha bondad.Pero esta buena muchacha era persecutada tanto por su madrastra como por su hermanastra. Pero por suerte era trabajadora y paciente, porque sino hubiese tenido un mal futuro. La mandaban a todas partes. a traer leña del bosque, a lavar la ropa de toda la familia, a cocinar, a cuidar de los animales, y muchas tareas más.
Su madrastra nunca estaba contenta de lo que hacía la hija del anciano. Paraella su hijita, que no hacía nunca nada, era la más trabajadora y la más obediente. Claro, hasta sabía timar a la hija del anciano para que parezca que ella lo hacía todo.
La hija de la anciana se arreglaba como una marioneta en los días de fiesta, como si fuera la más guapa del pueblo. No faltaba a ninguna fiesta. Sin embargo, la hija del anciano no tenía derecho a nada. Cuando llegaba a casa supadre, la madrastra siempre le hablaba mal de la pobre muchacha, con el único propósito de echarle del hogar para que no le afecte en la educación de su hijita. El anciano nunca tenía derecho a opinar, la mujer siendo la que llevaba los pantalones en esa casa.

Un buen día, el anciano, bastante triste, llamó a su hija y le dijo:
-Hija mía, mira lo que me cuenta tu madrasta, que no le hacescaso, que contestas mal y que ya no se puede convivir contigo, por eso mismo, sigue tu camino para que no haya tanto escándalo por tu culpa. Pero, te aconsejo, como tu padre que soy, que allí donde vayas seas obediente, trabajadora y mansa porque aquí, en mi casa, pudiste sobrevivir porque te hemos tolerado muchas cosas... ¡Ten cuidado, no toda la gente va a ser tan comprensiva como nosotros, tufamilia!

Entonces, la pobre muchacha, viendo que no le quedaba de otra besa la mano del padre y con lágrimas en los ojos abandona el hogar, sin ninguna esperanza de volver.

Y caminando, caminado durante días la muchacha se encontró con una perrita enferma, flaca y muy sucia; y cuando vio a la chica le dijo:

-¡Niña bonita, tenme lástima y cuídame que a lo mejor algún día te podré recompensar!La muchacha sintió lástima por la perrita y la cogió en sus brazos para bañarla y cuidarla muy bien. Después la dejó en el mismo sitio, contenta de su buen hacer.
Al poco tiempo, encontró un peral hermoso y florecido, pero lleno de gusanos. El peral le dijo a la chica:
-¡Niña bonita, cuídame y límpiame de gusanos, porque algún día podré serte útil!
La muchacha, siempre tan trabajadora,limpió el peral de las ramas secas y los gusanos y continuó su camino a su suerte. Y, de repente, encontró un manantial sucio y abandonado. Y éste le dijo:
-¡Niña bonita, cuídame porque algún día podré serte útil!

Ésta limpió el manantial y siguió su camino. Al rato, se encontró con un horno de leña en mal estado. Y el horno le dijo.
-¡Niña bonita, arréglame porque algún día te podré ser útil!La chica, que nunca se apartaba del trabajo, acondicionó el horno y lo dejó como nuevo. Y siguió su camino.

Caminando día y noche, no sabemos cómo, pero la chica se perdió en el bosque. Pero, de repente, en una espléndida mañana llegó a un bonito prado donde vio una casita. Al acercarse, una anciana le preguntó con ternura:

-¿Qué haces tú aquí, niña? ¿Y quién eres?
-¡Soy una pobre muchacha,sin padre y sin madre y busco dueño, porque me he perdido por el bosque! ¡Por favor, acógeme en tu casa!
-¡Pobre muchacha, suerte que estés aquí! Yo soy Dominga, trabaja para mi hoy y mañana vas a tener recompensa.
-¡Claro, madre! Pero, ¿qué tengo qué hacer?
-Pues, primeramente baña a mis niñitos que ahora están durmiendo. Después dales de comer y prepara también la comida para mí. Pero,...