La Historia De La Ciencia Politica
IntroducciónSi fuéramos a construir un modelo de la historia de la ciencia política con la forma de una curva del progreso científicoen el estudio de la política a lo largo de los tiempos,tendríamos que comenzar con la ciencia política griega, subir modestamente durante los siglos romanos, no progresar mucho durante la Edad Media, subir un poco durante el Renacimiento y laIlustración, habría algunas subidas sustanciales durante elsiglo xIx, para despegar hacia un crecimiento sólido duranteel siglo xx a medida que la ciencia política adquiere características profesionales genuinas. Loque esta curva mediríasería el crecimiento y la mejora cualitativa del conocimientosobre las dos cuestiones fundamentales de la ciencia política:las propiedades de las instituciones políticas y los criterios queusamos para valorarlas.Registraríamos tres chispazos ascendentes en la curva decrecimiento del siglo xx. El chispazo de Chicago en las décadas de entreguerras (1920-1940), que introduciríaprogramasorganizados de investigación empírica, subrayando las inter-
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pretaciones psicológicas y sociológicas de la política y demostrando el valor de la cuantificación. Un chispazo mucho mayoren las decadas tras la Segunda Guerra Mundial reflejaría la difusión de la ciencia política «conductisla» por lodo el mundo,las mejoras en las subdisciplinas más tradicionales y laprofe-sionalización (en el sentido del establecimiento de departamentos de muchos miembros, reclutados meritocrálicamentey relativamente no jerárquicos; el establecimiento de asociaciones, sociedades de especialistas y revistas con evaluadores,etc.). El tercer chispazo registraría la entrada de los métodosdeductivos y matemáticos y los modelos económicos del enfoque de la «elecciónracional-individualismo metodológico».Podríamos denominar esta visión de la historia disciplinarcomo la visión «celéctica-progresiva». Sería compartida porquienes aceptan como criterio de la ciencia política académica la búsqueda de la objetividad basada en las reglas de laevidencia y la inferencia. Este criterio se aplicaría no sólo aestudios que denominamos «conduelistas», sino también a lafilosofía política(tanto histórica como normativa), a los esludios comparados sistemáticos, a los estudios estadísticos queimplican datos cuantitativos agregados y de encuesta, así comoa la investigación que implica la construcción de modelosmatemáticos formales y la experimentación (tanto la real comola simulada). En este sentido, es un patrón ecléctico y no jerárquico, más bien que integral.Es «progresiva» enel sentido de que imputa la noción demejora a la historia de los estudios políticos, tanto en cuantoa la cantidad de conocimiento como en cuanto a su calidad entérminos de rigor y perspicacia. Con respecto a la perspicacia,la mayoría de los colegas estarían de acuerdo en que MichaclWalzer (1983) tiene una mejor comprensión del concepto de justicia que la que tiene Platón. Y, con respecto al rigor(y también a la perspicacia), Robert Dahl (1989) nos ofrece una mejorteoría de la democracia que la ofrecida por Aristóteles
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.Hay cuatro visiones opuestas de la historia de la cienciapolítica. Dos de ellas desafiarían su carácter científico. Hay
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I:n una escala más modesta, véase Riker, 1982.
una posición «anticiencia», así como otra «posciencia». Otrasdos más -los marxistas y losteóricos de la «elección racional»-desafiarían su eclecticismo a favor de un monismo jerárquico purista. Los straussianos expresan la visión «anticiencia» al sostener que la introducción de la metodología científicaes una ilusión perjudicial que trivializa y nubla la comprensión, y que las verdades básicas de la política tienen que serdescubiertas mediante una conversación directa con los...
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