La Historia De Mexico
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Traductor: Allan Román A.
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CHEQUERA DEL BANCO DE LA FE 2011
The Cheque-Book of the Bank of Faith
La Chequera del Banco de la Fe
Consistente en preciosas promesas ordenadas para uso
Diario con breves comentarios prácticos.
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CHEQUERA DEL BANCO DE LA FE 2011
Prefacio
Una promesa de Dios puede ser comparada muy instructivamente a un cheque
pagadero al portador. Es dada al creyente con miras a concederle algo bueno.
No tiene el propósito de que la lea confortablemente para que luego se olvide de
ella. No, el creyente debe usar la promesa como una realidad, como un hombre usa
un cheque.
El creyente debe tomar la promesay endosarla con su propio nombre, recibiéndola
personalmente como algo verdadero. Debe aceptarla por fe como suya. Cree
firmemente que Dios es veraz, y veraz en cuanto a esta palabra específica de
promesa. Pero va más allá, y cree que ya cuenta con la bendición, puesto que tiene
la firme promesa de ella, y, por tanto, pone su nombre en la promesa para
certificar el acuse de recibo de labendición.
Hecho esto, debe presentar la promesa al Señor con fe, igual que un hombre
presenta un cheque en la ventanilla del Banco. Debe argumentarla por medio de la
oración, esperando verla cumplida. Si ha venido al banco del cielo en la fecha
establecida, recibirá de inmediato el monto de la promesa. Si el cheque tiene una
fecha posterior, debe esperar pacientemente hasta que llegue ese día;pero,
mientras tanto, puede considerar la promesa como dinero en efectivo, pues el
Banco le pagará con seguridad cuando llegue la fecha indicada.
Algunos individuos no estampan el endoso de la fe en el cheque, y por ello no
obtienen nada; y otros son negligentes en presentarlo, y estos tampoco reciben
algo. Esto no es culpa de la promesa, sino de aquellos que no actúan con sentido
común enrelación a la promesa, a la manera requerida en los negocios.
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CHEQUERA DEL BANCO DE LA FE 2011
Dios no ha dado ninguna prenda que no quiera redimir, y no ha alentado ninguna
esperanza que no quiera cumplir. Para ayudar a mis hermanos a creer esto, he
preparado este pequeño volumen. La visión de las propias promesas es buena para
los ojos de la fe: entre más estudiemoslas palabras de gracia, más gracia
obtendremos de las palabras. A las Escrituras alentadoras he agregado mis propios
testimonios, que son el fruto de la tribulación y de la experiencia.
Yo creo en todas las promesas de Dios, y he probado y comprobado muchas de
ellas personalmente. He visto que son verdaderas, pues han sido cumplidas para
mí. Confío que esto sea alentador para los jóvenes y queno deje de ofrecer solaz al
grupo de mayor edad. La experiencia de un hombre puede ser de suma utilidad
para otros, y, por esta razón, el hombre de Dios de tiempos antiguos escribió:
“Busqué a Jehová, y él me oyó”, y también: “Este pobre clamó, y le oyó
Jehová.”
Yo comencé estas porciones diarias cuando estaba siendo embestido con violencia
por la marejada de la controversia. Desde entonceshe sido arrojado en “aguas que
habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado”, las cuales, si
no hubiera sido por la mano sustentadora de Dios, habrían ahogado a cualquiera.
He soportado tribulaciones provenientes de muchos flagelos. El agudo dolor
corporal siguió a la depresión mental, y esta fue acompañada tanto de duelo como
de aflicción, en la persona de alguien tanquerida como la vida. Las aguas se
agitaron continuamente, y las olas se sucedieron una tras otra. No menciono esto
para implorar simpatía, sino simplemente para que lector vea que no soy un
marinero de tierra firme. He cruzado, la mayor parte del tiempo, esos océanos que
no son Pacíficos: conozco el oleaje y la furia de los vientos. Nunca fueron las
promesas de Jehová tan preciosas para mí...
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