La historia de una guerra
La historia de una guerra.
La historia de un amigo.
Mi historia.
Juan Martín Romero
Esta es la historia de una guerra que no hizo más que llevarse la vida de centenares de jóvenes valientes que dieron todo por nuestra patria. Esta es lahistoria de la Guerra de Las Malvinas, esta es la historia de mi amigo y mi historia.
Yo tenía tan sólo 19 años cuando la guerra estalló. Mi vida no era más que la de un simple joven del interior que trabajaba junto a su familia sembrando y cosechando algodón en el Chaco. Todo era paz y tranquilidad en donde vivía. Aunque nadie del gobierno se acordaba de nosotros en la ciudad, no nospreocupaba en absoluto, ya que lo que necesitábamos, lo conseguíamos por nuestros propios medios, sin pedirle ayuda a nadie.
El único medio de comunicación que teníamos era una vieja radio a pilas, que papá había ganado jugando al truco con sus conocidos. Esa radio habló y me hizo escuchar unas de las palabras más tristes de mi vida, de nuestras vidas. “Si quieren venir que vengan” pronunciaba elGral. Galtieri, - presidente de facto en aquel tiempo- con un tono de orgullo mezclado con alguna bebida alcohólica que no vale la pena recordar.
Debo admitir que en aquel momento me sentí feliz de que íbamos a recuperar aquel territorio perdido, aunque ni siquiera sabia que existía. No puedo creer que estaba orgulloso de que mi país comience con una guerra que no hizo más que demostrarlas flaquezas de un gobierno que no tenía más recursos que explotar, un gobierno frágil, tambaleante, usurpador de nuestros derechos, pero por sobre todas las cosas, UN GOBIERNO COBARDE.
Como ya dije, tenía 19 años, y por lo tanto la colimba era mi actividad obligatoria. El viernes 2 de abril de 1982, aparte de escuchar aquellas monstruosas palabras, también me enteré de que la guerraestaba esperando por mí. El lunes debía ir a primera hora hasta Resistencia, y desde ahí partiríamos con todo el regimiento (sólo 20 jóvenes) hasta la Capital Federal, desde donde nos llevarían a la guerra. El miedo me tomó por sorpresa, pero la valentía y el patriotismo que me habían inculcado desde pequeño, pudieron más.
La parte más difícil de todas fue contarle a mamá. Todavía hoy meacuerdo palabra a palabra el diálogo que tuvimos.
-Viejita, me voy… – y mis ojos se llenaron de lágrimas.
- Ay hijito ¿Qué le pasa? ¿A dónde se va? ¿Por qué se va? No hijito, si acá nadie lo está echando… venga acá- y me abrazó. Ella aún no sabía nada de la guerra, ya que no le gustaba escuchar la radio porque decía que era cosa de ciudad.
-Me voy a la guerra mamita. El lunes me voy a la guerra-le dije al oído, con una voz quebradiza y angustiada, estrechándome cada vez más fuerte junto a su pecho, demostrando toda la fragilidad que quería ocultar.
-¿Qué? ¿Cómo? ¡No! Hijito… ¡No puede ser! Usted es muy chiquito, usted es mi bebé… no puede ser, debe haber algún error. – decía mamá llorando desconsoladamente.
- Todo va a estar bien, todo va a estar bien… – repetía una y otra vez,intentando consolar a mi viejita querida, aunque sabía que eso no era cierto.
Llegó el lunes. Me fui a las 3:00 a.m. sin despedirme de nadie, pues sería mucho peor. A las 6:45 ya había llegado a Resistencia, y 15 minutos más tarde estaba subido al micro dirigiéndome hasta Buenos Aires. Al lado mío simplemente estaban los recuerdos. Estaba arrepentido de no haberme despedido de mi familia, porquedespués de todo, no tenía ni la más mínima certeza de si iba a volver o no.
Llegamos a Buenos Aires. El trayecto no había tenido sobresaltos y lo único que se escuchaba era el sonido de los suspiros de mis pares, anhelando que la guerra que aún no había comenzado para nosotros se acabase pronto.
Así, ocho días más tarde, me encontraba en la Isla Soledad, nunca mejor llamada. Todo era...
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