La Historia Me Albsolvera
Fidel Castro
Al cumplirse el 1º de enero de 1999, el 40 Aniversario de la Revolución Cubana la Editorial «El
Folleto» quiere honrarlo con la edición de "La historia me absolverá", alegato contra la tiranía y
la opresión que Fidel pronunciara en le juicio por el Asalto al Moncada, una de los más grandes
hitos de la historia revolucionaria del pueblo cubano.Editorial «El Folleto»
Señores Magistrados:
Nunca un abogado ha tenido que ejercer su oficio en tan difíciles condiciones; nunca contra un
acusado se había cometido tal cúmulo de abrumadoras irregularidades. Uno y otro, son en este
caso la misma persona. Como abogado, no ha podido ni tan siquiera ver el sumario y, como
acusado, hace hoy 76 días que está encerrado en una celda solitaria, total yabsolutamente
incomunicado, por encima de todas las prescripciones humanas y legales.
Quien está hablando aborrece con toda su alma la vanidad pueril y no están ni su ánimo ni su
temperamento para poses de tribuno ni sensacionalismos de ninguna índole. Si he tenido que
asumir mi propia defensa ante este tribunal se debe a dos motivos. Uno: porque prácticamente
se me privó de ella por completo;otro: porque sólo quien haya sido herido tan hondo, y haya
visto tan desamparada la Patria y envilecida la justicia, puede hablar en una ocasión como ésta
con palabras que sean sangre del corazón y entrañas de la verdad. No faltaron compañeros
generosos que quisieron defenderme, y el Colegio de Abogados de La Habana designó para
que me representara en esta causa a un competente y valerosoletrado: el doctor Jorge
Pagliery, decano del Colegio de esta ciudad. No lo dejaron, sin embargo, desempeñar su
misión; las puertas de la prisión estaban cerradas para él cuantas veces intentaba verme; sólo
al cabo de mes y medio debido a que intervino la Audiencia, se le concedieron diez minutos
para entrevistarse conmigo en presencia de un sargento del Servicio de Inteligencia Militar. Sesupone que un abogado deba conversar privadamente con su defendido, y este derecho se
respeta en cualquier lugar del mundo, salvo que se trate de prisionero de guerra cubano en
manos de implacable despotismo que no reconozca reglas legales ni humanas. Ni el doctor
Pagliery ni yo estuvimos dispuestos a tolerar esta sucia fiscalización de nuestras armas para el
juicio oral. ¿Querían acaso saber deantemano con qué medios iban a ser reducidas a polvo
las fabulosas mentiras que habían elaborado en torno de los hechos del Cuartel Moncada y
sacarse a relucir las terribles verdades que deseaban ocultar a toda costa? Fue entonces
cuando se decidió que, haciendo uso de mi condición de abogado, asumiese yo mismo mi
propia defensa.Esta decisión, oída y trasmitida por el sargento del SIM, provocóinusitados
temores; parece que algún duendecillo burlón se complacía diciéndoles que por culpa mía los
planes iban a salir muy mal; y vosotros sabéis de sobra, señores magistrados, cuántas
presiones se han ejercido para que se me despojase también de este derecho consagrado en
Cuba por una larga tradición. El tribunal no pudo acceder a tales pretensiones porque era ya
dejar a un acusado en elcolmo de la indefensión. Ese acusado, que está ejerciendo ahora ese
derecho, por ninguna razón del mundo callará lo que debe decir. Y estimo que hay que
explicar, primero que nada, a qué se debió la feroz incomunicación a que fui sometido; cuál es
el propósito al reducirme al silencio; por qué se fraguaron planes, que el tribunal conoce, para
asesinarme; qué hechos gravísimos se le quierenocultar al pueblo; cuál es el secreto de todas
las cosas extrañas que han ocurrido en este proceso. Es lo que me propongo hacer con entera
claridad.
Vosotros habéis calificado este juicio como el más trascendental de la historia republicana, y si
así lo habéis creído sinceramente, no debisteis permitir que os lo mancharan con un fardo de
burlas a vuestra autoridad. La primera sesión del...
Regístrate para leer el documento completo.