LA HISTORIA
Fundido en negro...
Resulta admirable de qué modo afronta usted el éxito literario, sus ventajas, pero también sus espejismos, sus quimeras. En vez de tomarlo como fenómeno externo, eso que le sucede a un autor cuando le sobreviene lo que no estaba previsto, loconvierte en materia textual. Para un novelista no hay mejor modo de abordar lo que en la vida le sucede, el éxito o el fracaso: la conversión de los datos de la realidad en objeto de relato, de examen y de ficción le obliga a afrontar lo que el azar le trae y para lo que no hay indicios previos que informen.
El narrador de La velocidad de la luz (2005), ese narrador sin nombre que nos cuenta lahistoria en primera persona y que se implica en lo que nos detalla, dice haber publicado una “novela sobre la guerra civil, convertida inesperadamente en un notable éxito de crítica y en un pequeño éxito de ventas”. Las similitudes entre quien habla y quien escribe, autor de Soldados de Salamina, nos autoriza a identificar al relator y al autor. No son la misma figura, desde luego, pero hemos desuponer que hay mucho de ese escritor llamado Javier Cercas en el personaje principal de La velocidad de la luz. En general, estas confusiones las ha facilitado el propio autor en ésta y en otras narraciones anteriores.
Pues bien --nos dice--, durante años, nada apuntaba a esa circunstancia excepcional, a ese triunfo. En efecto, tras escribir y publicar, el narrador sin nombre de La velocidadde la luz estaba empezando “a incurrir en el escepticismo resabiado de esos plumíferos cuarentones que hace tiempo arrumbaron en silencio las furiosas aspiraciones de gloria que alimentaron en su juventud y se han resignado a la dorada medianía que les reserva el futuro sin apenas tristeza ni más cinismo que el indispensable para sobrevivir con alguna dignidad”. Esa circunstancia, añade, “habíarebasado mis expectativas más halagüeñas”.
Llega el verano, cambiamos de temporada y con ella se produce la nueva avalancha de títulos, libros que desplazan a otros libros, que dejan añoso y distante aquel volumen o aquel otro. Con la nueva estación literaria, en efecto, “los libros de la anterior quedan confinados al olvido de los últimos estantes de las librerías”. Lejos de ocurrirle lo mismo,al narrador que nos cuenta todo esto le sucede un portento editorial, “la sorpresa: como si durante el verano los periodistas se hubiesen puesto de acuerdo para no leer más que mi novela, de repente empezaron a convocarme para hablar de ella periódicos, revistas, radios y televisiones”. Pero no sólo los miembros destacados de la industria cultural: “como si durante el verano los lectores se...
Regístrate para leer el documento completo.