la historia
Iniciaba Miller su exposición confesando, con frustración, sentirse acosado por un insistente dígito: “My problem is that I have been persecuted by an integer. For seven years this number has followed me around, hasintruded in my most private data, and has assaulted me from the pages of our most public journals” [Mi problema es que he sido perseguido por un número. Durante siete años este número me ha acosado por todas partes, se ha infiltrado en mis datos más íntimos, y me ha asaltado desde las páginas de nuestras revistas más difundidas]. ¿A qué venía esa reacción tan paranoica? Miller se refería a losresultados de múltiples experimentos previos en el campo de la memoria y la percepción humanas, en los que se había detectado una limitación en la capacidad de procesamiento cognitivo. La cosa va como sigue: Imaginemos que presentamos una serie de figuras de colores a una persona, y que instruimos a esa persona que asigne una palabra arbitraria a un color (por ejemplo, dirá “escritorio” cada vez queaparezca el rojo, “zapato” cuando aparezca el azul…), siempre la misma palabra para cada color. Evidentemente, el número de colores que deberán ser etiquetados con palabras será una variable determinante en el resultado de la prueba. Si son pocos, es probable que el participante tenga una buena ejecución. Si son demasiados, el número de errores aumentará considerablemente. Lo curioso del asuntoviene a continuación: Miller observó en todos estos experimentos una intrigante regularidad con respecto al número de elementos que un participante tenía que reconocer, categorizar o memorizar durante un experimento. En la mayoría de los trabajos, los índices de ejecución óptimos se encontraban con un máximo de entre 5 y 9 elementos. Es decir, 7 +/- 2. Más allá de ahí, el sistema parecía“sobrecargarse”. De ahí lo del “mágico número siete”. Probad lo siguiente: Intentad recitar de memoria y a la máxima velocidad un párrafo escogido al azar de esta misma página, que hayáis observado anteriormente durante unos pocos segundos. Tal vez reconoceréis el patrón mencionado en vuestro propio recuerdo. Recordáis alrededor de siete palabras, o al menos os cuesta un esfuerzo extra rememorar el texto másallá de ahí.
¿Es tan rígida esta limitación? No tanto, advierte Miller en un tono más optimista. La división de la información en elementos (chunks) puede ser variable y jugar en nuestro favor. Nuestra memoria de trabajo es como un monedero que sólo puede contener siete monedas al mismo tiempo. Sin embargo, nada impide que esas monedas sean las más valiosas (de dos euros) en vez de las de menorcuantía (de 1 céntimo de euro). La información que debe ser tratada tiene que ser troceada en elementos, pero esos elementos pueden contener más o menos información. Podríamos “empaquetar” la información en unidades mayores, y recuperarla luego de golpe como una unidad, para superar la restricción de los siete elementos. En vez de aprender una canción o una poesía fonema por fonema, podemos...
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