La hoja de aire
Joaquín Gutiérrez Mangel
Una hoja de aire, un sueño grande del que nacen otros sueños menores y de estos otros cada vez más modestos, hasta llegar al último, el pequeñito el que se lleva el viento. Así ha sido mi vida, mi viejo, como una hoja de aire.
Un día cualquiera me aburrí y me fui a México. Costa Rica era muy chica, quién lo va a saber mejor que vos, y todavía ahora,pero cuando éramos jóvenes aquí al filatélico le costaba encontrar con quien cambiar las repetidas. Quiero decirte con eso que no había con quien, con quien discutir o intercambiar ideas, con quien comentar a Vivaldi o a Vallejo. A mí me gustaban esas cosas, así es que imagínate. Y peor si lo que uno quería era ser actor.
¡Pero si en todo el país no había, no digamos un dramaturgo, pero nisiquiera una compañía de títeres! Claro que era jodido vivir así. Los años se arrastraban como con reumatismo y a uno se lo comía por dentro el reconcomio, la inquietud, el deseo de hacer algo. Ustedes eran distintos. Vos te debes recordar que yo también fui miembro de la Liga Antifascista y seguí unos cursos, pero no todos nacemos con pasta de mártires o de profetas y, además, déjate de vainas, yo noaguantaba eso de que me invocaran las mamás como al coco a la hora de hacer que los güilas se tomen la sopa. Yo quería ser actor, solamente, humildemente...
¿Pero para qué insistís en que te cuente esta historia que no es ejemplar, ni épica, ni gira en torno a un héroe positivo de los que a vos te gustan? ¡Qué historita la mía! Un pobre iluso que quería ser actor para decir desde el escenarioaquello que no podía hacer en la vida; para incomodar, perturbar, a esos matrimonios gorditos que son los únicos que pueden gastarse una entrada al teatro. Porque no digamos ni siquiera el gran éxito, las entrevistas a toda página, las giras. ¡No, qué va, yo me conformaba con mucho menos! Es cierto que no me hubiera decidido a irme si no es por lo de Teresa y la hoja que me regaló. Aunque ya se veque no las conoces. Crecen en Cartago, en unas matitas. Pero éste sí que es un recuerdo viejo. Yo tenía unos siete años, me dio paludismo y papá resolvió que pasáramos una semana en un clima frío. El hotel parecía un castillo, con ventanas entre
las tejas y dos torres puntiagudas con unos gallos colorados que daban vueltas con el viento. Aburrido sí era porque allí no tenía amigos, pero la vísperade nuestro regreso hicieron una velada para los huéspedes, nos sirvieron helados y la dueña recitó un merengue de Amado Nervo con música de Schubert de fondo y después anunciaron que su hijita iba a bailar. No sé de dónde salió, tal vez estaría veraneando con la abuela, porque hasta ese día no la había visto. Corrieron las mesas y cuando apareció vestida de azul yo creí que era el Hada Azul dePinocho, aunque, como era muy chica, pensé que sería la hijita del Hada. Yo fui romántico desde muy .güila, ya te habrás dado cuenta. Tenía un vestido de gasa muy corto, zapatos de charol y la cabeza llena de colochos, y cuando comenzó a bailar entonces sí que creí de veras que estaba en un Castillo. Si cuando daba vueltas parecía una nube de algodón de azúcar, de ese que se va formando en lamaquinita, sólo que la nube no era rosada sino azul de colochos, y cuando comenzó a bailar entonces sí que creí de veras que estaba en un Castillo. Si cuando daba vueltas parecía una nube de algodón de azúcar, de ese que se va formando en la maquinita, sólo que la nube no era rosada sino azul.
Al día siguiente al desayuno le propuse que si quería jugar conmigo. Salimos de la mano por el camino detierra y ella corría más ligero y cuando trepé la loma ya estaba dentro de un potrero buscando algo.
“Esta es una hoja de aire -me dijo al dármela-. Vos la colgás de un hilo donde le dé el viento y verás como le nacen hijitos”:
Era una hoja grande y lustrosa que me guardé dentro de la blusa y cuando llegamos al tren una negra con unos canastos me dejó asomarme por la ventanilla y entonces vi como...
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