la hola
En 1977, El Salvador vivía el fraude electoral conprotestas reprimidas, decenas de muertos, expulsión de sacerdotes y religiosos y la guerra civil… Para la sucesión del anciano arzobispo de San Salvador, monseñor Chávez, Romero era el candidatoconservador, el preferido del gobierno, frente al bien preparado obispo auxiliar (más adelante será sucesor de Romero), el salesiano Rivera y Damas, esperanza de los cristianos más abiertos, empeñados en larenovación postconciliar de la Iglesia. Para desilusión de éstos, fue nombrado monseñor Romero. A los 20 días de su posesión los escuadrones de la muerte asesinaron al párroco de Aguilares, eljesuita Rutilio Grande, junto a dos campesinos de la comunidad cristiana. Romero, amigo y conocedor de la calidad sacerdotal de Rutilio Grande, vio con claridad cómo la brutalidad del poder asesinaba ladignidad, los derechos y la vida de los campesinos. Su convicción evangélica y su rectitud de conciencia se revelaron más fuertes que su timidez y conservadurismo; en adelante, venciendo los miedos,surgió el gigante Romero con su extraordinaria fortaleza espiritual y su verbo elocuente. Domingo a domingo, será escuchado con avidez por multitudes en la radio diocesana YSAX. Él estaba claro: “LaIglesia no debe meterse en política, pero cuando la política toca el altar de la Iglesia, ¡a la Iglesia le toca defender su altar!”. El altar de la Iglesia, el altar de Dios y el altar de la conciencia, esla dignidad humana. Cuando el poder quiere aplastar esa dignidad, es imposible callar la verdad. “Si denuncio y condeno la injusticia -dice monseñor Romero- es porque es mi obligación como pastor...
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