LA IDIOSINCRACIA CONSERVADORA EN LA MASACRE DE LAS BANANERAS

LA IDIOSINCRACIA CONSERVADORA EN LA MASACRE DE LAS
BANANERAS

La masacre de las bananeras fue un antecedente histórico que demostró con
iniquidad y opresión, que los intereses políticos y económicos de la clase dirigente
conservadora, estaban por encima de los derechos sociales del pueblo.
La época de los años 20 se consolidó como un lapso de gran balance económico
en nuestro país, ya que,además de que el gobierno bailara en la llamada danza
de los millones, se obtuvo un alto crecimiento en la producción de café,
conduciendo a que las empresas, tanto nacionales como extranjeras, recibieran el
apoyo del gobierno en ámbitos legales, judiciales y militares; este último, se
manejaría en materia de restablecer el orden social, como consecuencia de las
organizaciones obreras quebrotaban desde inicio de la década.
Abordando el evento en cuestión, nos situamos en plena decadencia de la
déspota hegemonía conservadora (1886-1930). El gobierno de Miguel Abadía
Méndez proclamó el 2 de noviembre de 1928 la llamada ley 69 o “ley heroica”, en
la cual el conservatismo, profetizando una muerte electoral en 1930 ante el
liberalismo, acotó las medidas sindicales limitando así, laactividad obrera, como
estrategia política y militar tras las constantes huelgas apoyadas por los recientes
grupos sindicales que pregonaban ideas socialistas de la revolución bolchevique y
que apoyaban las luchas antimperialistas Nicaragüenses.
Esta ley pusilánime, -como debió llamarse- en palabras de Iván Marín Taborda, “le
permitiría al gobierno, a través de la ampliación de susatribuciones y medios
represivos, institucionalizar la persecución contra los agitadores bolcheviques, que
según él eran los responsables de la situación revolucionaria del momento”.
Respaldada por este reciente estatuto, la empresa estadounidense United Fruit
Company (UFC) negó a los trabajadores de la zona bananera en Ciénaga,
peticiones como el aumento de salario, la indemnización por accidente, eldescanso dominical remunerado, el mejoramiento de las condiciones de
salubridad, la eliminación del pago con vales, entre otros. Los trabajadores, sin
otro recurso y con el valor que conllevaba revolucionarse, el 12 de noviembre
dieron inicio a la huelga. Como respuesta, los directivos de la empresa en el país,
moviendo sus influencias, iniciaron un llamado al gobierno para que restablecierael orden. En esta medida, en el transcurso de la revuelta social, ya se contaba
para finales de ese mismo mes con aproximadamente 400 trabajadores en prisión.

Llegado el 5 de diciembre, obreros, mujeres y niños, habían acudido a Ciénaga
con el fin de efectuar una masiva manifestación en Santa Marta al día siguiente,
sin embargo, las arbitrarias tropas del general Carlos Cortés Vargasarribaron esa
misma noche en la plaza declarando ante la multitud, con la arrogancia
correspondida, el estado de sitio en el que se encontraba la región y por lo tanto,
ordenando abandonar el lugar. Especulando el ambiente que se vivía en ese
momento, los presentes debieron esperar una medida semejante, ante un
gobierno que les daba la espalda y que recibía con gran entusiasmo las
represiones ylos desafueros por parte del aparato militar. En este orden de ideas,
el conglomerado no se dispersó, por el contrario, se mantuvo con firmeza, hasta
que, pasados los cinco minutos dados por el general para que se fueran, este
mismo dio la orden de disparar.
(“Cien años de soledad”. Pág. 256) “Debían ser como tres mil muertos”. Esta
expresión tomada de la novela que le concedió el premio nobela Gabriel García
Márquez, da un intento de idea realista y mágica –propia del autor- de lo que
significo para la región el suceso enigmático de la masacre de las bananeras.
Nunca se supo con exactitud cuántos indignados cayeron el 6 de diciembre de
1928, ni mucho menos el total de muertes causadas por esta persecución obrera
desatada durante la década, sin embargo ese carácter ambiguo nos...