La Iglesia

EL
FIN DEL MUNDOANTIGUO
Y EL
COMIENZO DE LA EDAD MEDIA
FERDINAND LOT
MIEMBRO

DEL INSTITUTO. PROFESOR
LA UNIVERSIDAD DE PARÍS

HONORARIO DE

Traducción al castellano por

JOSÉ AMOROS BARRA
CATEDRÁTICO DE LA UNIVERSIDAD DE
BARCELONA (ESPAÑA)

Con 16 láminas y 3 mapas fuera de texto

UNION TIPOGRÁFICA EDITORIAL HISPANO AMERICANA
Barcelona, Bogotá; Buenos Aires. Caracas,Guatemala. La Habano, Limo. Montevideo Quito, Río
de Janeiro, San José de Cosió Rica, San Salvador, Santiago.

MÉXICO

CAPITULO III
EL IMPERIO ROMANO Y LA IGLESIA EN EL SIGLO IV1
I.— CONSTANTINO Y LO QUE SE LLAMA EL EDICTO DE MILÁN
Vencedor de Majencio en el Puente de Milvio, Constantino escribió a
Daia al día siguiente de su entrada en Roma (28 de octubre del 312)
para pedirle cesara en lapersecución. En el transcurso de las conferencias que mantuvo en Milán, febrero del 313, con Licinio, el otro "Augusto", quedó convenido que no sólo se pondría fin a la persecución
contra los cristianos, sino que les serían restituidos los bienes que les
habían sido confiscados. Estas decisiones fueron publicadas no precisamente bajo la forma de un edicto, sino de rescriptos de ambos príncipes,de los que sólo el de Licinio ha llegado hasta nosotros.
¿Quiere esto decir que el cristianismo tuvo ya ganada su causa, y eso
porque el emperador se convirtió —como lo afirman sus panegiristas
cristianos—, en el momento de jugar la partida suprema contra
Majencio?
Primeramente, observemos que el edicto de tolerancia no procede
solamente de Constantino. En el mismo año (el 13 de junio),Licinio hizo
lo mismo en Oriente, en Nicomedia, y Licinio no es ni será jamás cristiano.
Constantino y Licinio habían sido precedidos en esta cuestión por el feroz
enemigo del cristianismo, Galeno: el 30 de abril del 311, éste,
gravemente enfermo, había hecho publicar en Nicomedia una declaración por la cual renunciaba a las persecuciones: "En pago de nuestra
indulgencia, ellos (los cristianos)deberán rogar a su dios por nuestra
salud, por el Estado, por ellos mismos, a fin de que la República goce de
una perfecta prosperidad y que ellos puedan vivir entre ellos con
seguridad." Otro perseguidor, Maximiano Daia, siguió este ejemplo
cuando se sintió amenazado por el destino (mayo-junio del 313).
El llamado Edicto de Milán no es, pues, una innovación. No es una medida
que se refieraparticularmente a los cristianos. Su texto comienza

EL IMPERIO ROMANO Y LA IGLESIA EN EL SIGLO IV

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así: "Habiendo llegado a Milán bajo felices auspicios y buscando celosamente todo lo que pueda ser útil al bien y a la paz públicas, entre otras
cosas que puedan servir a la mayoría de los hombres, hemos creído
preciso regular ante todo lo que se refiere a la reverencia debida a laDivinidad, para dar a los cristianos y a todos la libre facultad de seguir
la religión que hayan elegido. Pueda, en consecuencia, la Divinidad, desde
su celeste morada, testimoniar su satisfacción, sus favores, a nosotros y a los
pueblos que viven bajo nuestra autoridad."
El Edicto de Milán proclama, pues, la libertad de cultos, "momento único en
la historia, en el que parece morir, al fin, esareligión de Estado. . . que se
había convertido en un instrumento inútil y odioso. Pero esto es solamente un
chispazo de buen sentido que atravesó el cielo político: desde el año 325, la
religión del Estado reaparecerá, y con ella, su compañera necesaria, la
intolerancia".2
El Edicto no prueba, pues, que Constantino se haya pasado al cristianismo.
Incluso, ¿ha sido alguna vez cristiano?
Seniega esto. Fuera de la apologética cristiana, los historiadores3 están
acordes en ver en el fundador del Imperio cristiano un político avisado, en
el fondo, escéptico en religión, a lo más, deísta. Reúnen los diversos rasgos
que muestran cómo, hasta su victoria final sobre Licinio, Constantino
mantiene la balanza en el fiel, entre el paganismo y el cristianismo. A los
símbolos cristianos que...