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LA VIDA FRATERNA, DON Y TAREA
Partiendo del documento Vida Fraterna en Comunidad vamos a profundizar en el don de la
vida fraterna, que se convierte en una tarea en la que hay que empeñar muchos esfuerzos.
1. Motivación. La llamada de los hermanos
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Era una persona de esas que se dicen buenas, me gustaba alegrar la vida de los demás y
compartir con ellosla felicidad y lasrisas.Pero me preguntaba a mí mismo ¿Qué querrá Dios de
mí,si ya soy bueno?
Un día, por despiste, de me ocurrió asomarme a la ventana de mi felicidad y descubrí la
mirada triste del que está solo y marginado, el llanto del niño que tiene hambre, el dolor del
enfermo, la lucha del que no tiene trabajo, la tristeza del que no tiene quien le ame…
Todos me tendían sus manos, pero yo no entendía suqueja, y les decía:
-Yo ya soy feliz y bueno, ¿qué queréis?
Desde la ventana de mi felicidad yo te preguntaba:
- Dios, ¿qué hay que hacer para seguirsiendo bueno?
Y tú respondíassiempre:
- Escucha a tus hermanos. Escucha a tus hermanos.
Miré sus manos, Señor, y oí el gemido de su voz:
- Sé la carrera del cojo, la vista del ciego, la voz del que no habla.
Sé el pan del hambriento, la fuerzadel que lucha, la alegría del triste, llora con el
desconsolado, y sonríe con el alegre.
Y yo pregunté:
- ¿Y mi alegría, mifelicidad, mi comodidad?
Y tú respondíassiempre:
- Escucha a tus hermanos, escucha a tus hermanos.
Decidí dejar la ventana de la felicidad; hice de mi tiempo, el tiempo de ellos; de mis días,
nuestra vida; de misonrisa, nuestra alegría, de mife, tu presencia.
Señor, hoyme presento ante ti, con las heridas, el hambre y los problemas de mis hermanos.
Señor, que no me falten nunca ellos para poderseguirsiendo feliz.
2. Lectura del texto del Magisterio (Leer y releer)
CIVCSVA, Congregavit nosin unum Christi amor. La vida fraterna en comunidad, Roma
2 de febrero de 1994, nn. 11-12, 21-24.
La comunidad religiosa, lugar donde se llega a ser hermanos
11. Del donde la comunión proviene la tarea de la construcción de la fraternidad, es decir,
de llegar a ser hermanos y hermanas en una determinada comunidad donde han sido llamados a
vivir juntos. Aceptando con admiración y gratitud la realidad de la comunión divina, participada
por las pobres criaturas, surge la convicción de que es necesario empeñarse en hacerla cada vez
1
FERNÁNDEZ, Bonifacio,Parábolas de comunidad, Publicaciones Claretianas, Madrid 1995, pp. 78-792
más visible por medio de la construcción de comunidades «llenas de gozo y del Espíritu Santo»
(Hech 13,52).
También en nuestro tiempo y para nuestro tiempo, es necesario reemprender esta obra
«divino-humana» de formar comunidades de hermanos y de hermanas, teniendo en cuenta las
condiciones propias de estos años en los que larenovación teológica, canónica, social y
estructural ha incidido poderosamente en la fisonomía y en la vida de la comunidad religiosa.
Queremos ofrecer, a partir de situaciones concretas, algunasindicaciones útiles para alentar
el proceso de una continua renovación evangélica de las comunidades.
12. En su componente místico primario, toda auténtica comunidad cristiana aparece «en sí
mismauna realidad teologal objeto de contemplación»2
. De ahí que la comunidad religiosa sea
ante todo un misterio que ha de ser contemplado y acogido con un corazón lleno de
reconocimiento en una límpida dimensión de fe.
Cuando se olvida esta dimensión mística y teologal, que la pone en contacto con el misterio
de la comunión divina presente y comunicada a la comunidad, se llega irremediablementea
perder también lasrazones profundas para «hacer comunidad», para la construcción paciente de
la vida fraterna. Ésta, a veces, puede parecersuperior a lasfuerzas humanas y antojarse como un
inútil derroche de energías, sobre todo en personas intensamente comprometidas en la acción y
condicionadas por una cultura activista e individualista.
El mismo Cristo que los ha llamado convoca cada...
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