La Insoportable Levedad Del Ser
Gabriele D’annunzio
La Ciudad Muerta
Drama en cinco actos, el segundo dividido en dos cuadros
Índice
Dramatis personae 2
Acto I 3
Acto II 20
Acto III 38
Acto IV 53
Acto V 64
Dramatis personae
Ana, ciega.
Blanca María.
Alejandro.
Leonardo.
La nodriza.
La acción tienelugar en la casa donde habitan los cinco personajes y en la Fuente Perseia, cerca de las ruinas de Micenas, "rica en oro".
Acto I
Una sala amplia y clara con una galería abierta que domina la antigua ciudad de los Pelópidas. Sobre el fondo, se divisa la Acrópolis con sus venerables muros ciclópeos. A la galería se accede por cinco escalones de piedra. Dos columnasdóricas sostienen el arquitrabe. A la derecha, una puerta conduce a las habitaciones interiores. A la izquierda, una puerta conduce a las escaleras de salida al exterior. Una gran mesa está cubierta de libros, estatuillas, jarrones, etc. A lo largo de las paredes y en los rincones se ven fragmentos de estatuas y bajorrelieves, vestigios de un arte antiguo. El conjunto presta a la sala un aspectosepulcral en la luz matutina.
(Ana, sentada en uno de los escalones que conducen a la galería, con la cabeza apoyada en una de las columnas, escucha la lectura de Blanca María, quien, de pie y apoyada en la otra columna, lee un fragmento de la "Antígona" de Sófocles, con voz lenta y grave, en la cual tiembla una angustia indefinible. La Nodriza está sentada a los pies de Ana en la actitudinerte de una esclava sumisa).
Blanca María.— (Leyendo). "¡Oh tumba, oh tálamo nupcial! ¡Oh subterránea mansión, que me tendrás encerrada para siempre! Allí voy hacia los míos a quien Proserpina ha recibido entre los muertos. Yo, desdichada, la última de ellos, desciendo antes de alcanzar el término fijado de mi vida. Pero, abrigo la esperanza que he de llegar muy grata a mipadre y muy querida de ti, ¡oh, madre! y también de ti, hermano mío, porque al morir vosotros, yo con mis propias manos os lavé y adorné y sobre vuestra tumba ofrecí libaciones. Y ahora, ¡oh, Polinices! por haber sepultado tu cadáver, tal premio alcanzo..."
(Cierra el libro).
Ana.— ¿Has cerrado el libro?
Blanca María.— Sí, lo he cerrado.
(Pausa).Ana.— ¿Hay mucha luz en la sala?
Blanca María.— Sí, mucha luz.
Ana.— ¿Da el sol en la galería?
Blanca María.— Ya desciende por la columna. Está casi rozando tu nuca.
Ana.— (Levanta una mano para tocar la columna). Es verdad, la piedra está tibia... ¿Estás al sol, Blanca María? Antes, cuando mis ojos muertos estaban cara al sol, con lospárpados abiertos, veía algo así como un vapor rojizo, apenas perceptible y, de vez en cuan do, un chispear parecido al que produce el pedernal... Un chispear doloroso... Ahora, nada. La más completa oscuridad.
Blanca María.— Pero tus ojos son siempre bellos y puros, Ana. Y, por la mañana están frescos, como si para ellos el sueño fuera el rocío...
Ana.— (Se cubre el rostro conlas manos, apoyando los codos sobre las rodillas). ¡Al despertar, qué horror! Casi todas las noches sueño que por un milagro, mis pupilas han recobrado la vista y luego, al despertar, siempre tinieblas, oscuridad... ¡Si yo te contara, Blanca María, la peor de mis tristezas! Recuerdo casi todas las cosas que veía en mis tiempos de luz. Recuerdo su forma, sus colores, los detalles más nimios. Apenasmis manos las rozan, sus imágenes surgen en la oscuridad, pero de mi persona no guardo más que un recuerdo confuso, como el de una muerta... Una gran sombra envuelve mi imagen. El tiempo la ha empañado, como se empaña en nuestro recuerdo las imágenes de los seres desaparecidos... Sí, mi rostro se ha esfumado... De nada sirve esforzarme. Sé que la imagen que, al fin, consigo evocar, no es la...
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