La invasi n de los teporingos
La invasión de los teporingos
En el hermoso pueblo de Atlixco, cerca de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, vivía una sencillafamilia conformada por Mariana y Jaime, los padres, y Jaimito, el único hijo. Jaime era herrero y su oficio apenas le daba para cubrir los gastos de los tres. Habitaban una casa sin lujos, pero muyacogedora, que les prestaba la tía Cristina, una rica ganadera de Apizaco, en Tlaxcala. La tía nunca se había casado y se sentía muy sola, tenía pocas amistades porque era severa y exigente. Cada quevisitaba a la familia les recordaba que gracias a ella tenían dónde vivir. Cuando Jaimito cumplió once años pensó en llevarlo a vivir con ella. Mariana y Jaime se resistieron, pero cuando los amenazó conquitarles la vivienda tuvieron que aceptar. “Jaimito tendrá todo lo mejor conmigo, por eso no se preocupen”.
El muchacho se despidió llorando de sus padres e hizo el viaje hasta Apizaco. La casa, suhabitación y los alimentos eran espléndidos, pero extrañaba el sencillo cuarto de antes desde donde podía ver las fumarolas del volcán Popocatépetl y soñaba con su erupción. Lo que más lo afligía erala forma de ser de su tía: no le permitía salir de la casa, lo encerraba bajo llave, lo obligaba a acompañarla todo el día y le exigía siempre que la cuidara, pues a cada rato decía que se estabamuriendo. La piel bronceada de Jaimito, acostumbrado a jugar bajo el sol, comenzó a palidecer y nunca tenía apetito. Por las noches lloraba en silencio.
Al verlo así, la tía Cristina pensó en darle unamascota e hizo que los peones atraparan a un teporingo, uno de los pequeños conejos que sólo viven esa región. Jaimito lo recibió con alegría y le acondicionó una caja de madera. Aunque lo trataba conmucho amor, notó que el animalillo estaba cada vez más encanijado, triste y soñoliento. Una tarde, mientras le acariciaba sus diminutas orejas, le dijo: “Te sientes así porque estás fuera de tu...
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