la invensin de morel
Erapequeña, mucho, en comparación conmigo, tenía una melena de esas ingobernables, llena de rizos negros y pequeños, vestía minifaldas vaqueras de colores con chaquetas de diseño y zapatos de Mary Popinscon tacón bajo. Toni fumaba con estilo, bebía con estilo, vivía con un señor que no era su marido, con estilo, tenía un hijo de otro señor, con mucho estilo. Pero sobre todo Toni sabía una inmensidadde literatura clásica y sorprendentemente de contemporánea.
Fue precisamente ella quien me acercó a la pasión por la literatura, nos leía en clase cuentos de García Márquez, con esa voz seguray un poco rasgada por el tabaco. Luego los comentábamos y ninguna de nuestras ocurrencias le parecían una barbaridad. Nos dio una lista de libros que "había que leerse" a lo largo de la vida y algunoslos trabajamos en clase, me encantaría encontrar esa relación de libros, a saber en qué región está.
Uno de ellos fue "La Invención de Morel" de Adolfo Bioy Casares, me dejó hueca, con esevacío que sientes la necesidad de llenar para volver a tu zona confortable. El terror de la muerte, el poder de la maldad humana, la sorpresa de la máquina, la soledad....
Sin embargo ahora ygracias a AMUN, las "chicas" universitarias de Marbella, que hacen una tertulia literaria mensual, he tenido la oportunidad de volver a leerlo.
Ya siento ese mismo desasosiego, esa atmósfera deterror irremediable, a la que le he de sumar algo nuevo: La estupidez humana, la estupidez de Morel al pretender la inmortalidad en otros, al estilo de la absurdez que obligaba a las personas a no...
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