La Irrupción De La Revolución Industrial En El Paisaje De La Ciudad De Barcelona

El presente trabajo analiza la irrupción de la revolución industrial en el paisaje de la ciudad de Barcelona. Durante el Siglo XIX, Cataluña, se convierte en el centro industrial más importante de España tomando un papel preponderante en la economía del país. Su espacio urbano era el "escenario del poder" para la burguesía, donde se desarrolló un estilo arquitectónico y estético muyparticular: el modernismo catalán.
El trabajo recorre el concepto de paisaje ciudadano desde la mirada romántica a la modernista. Entre las concepciones de un movimiento y otro, existe un cambio en la percepción y el uso de la ciudad. Esto se debe a que durante mediados y fines del siglo XIX existió una aceleración en el cambio del modo de producción económico: de un modo rural, se pasó a unocapitalista centrado en las grandes ciudades. A través del análisis de diferentes fuentes se abordará a la revolución industrial, como fenómeno “globalizador” en el cual surge el concepto de ciudad moderna. Si el artista romántico puso el acento en la naturaleza y en las virtudes de la montaña, ó el bosque como ideal de belleza, el artista modernista vistió con estos elementos la estética de suciudad. El artista se hizo ciudadano.

El disparador inicial de este trabajo surge partir de un fragmento de un texto de Gustavo A. Bécquer , en el que se puede presentir la inquietud del poeta ante esos tiempos de cambios en el modo de producción: de un mundo casi medieval a un mundo industrial, dinámico y capitalista:

“Hay en Toledo una calle estrecha, torcida y oscura, que guarda tan fielmentela huella de las cien generaciones que en ella han habitado; que habla con tanta elocuencia a los ojos del artista, y le revela tantos secretos puntos de afinidad entre las ideas y las costumbres de cada siglo, con la forma y el carácter especial impreso en sus obras más insignificantes, que yo cerraría sus entradas con una barrera, y pondría sobre la barrera un tarjetón con este letrero:
“Ennombre de los poetas y de los artistas, en nombre de los que sueñan y de los que estudian, se prohíbe a la civilización que toque a uno solo de estos ladrillos con su mano demoledora y prosaica”

De entrada a esta calle por uno de sus extremos un arco macizo, achatado y oscuro, que sostiene un pasadizo cubierto.
En su clave hay un escudo, roto ya y carcomido por la acción de los años, en el cualcrece la hiedra, que agitada con el aire, flota sobre el casco que lo corona como un penacho de pluma.
Debajo de la bóveda y enclavado en el muro, se ve un retablo con su lienzo ennegrecido e imposible de descifrar, su marco dorado y churrigueresco, su farolillo pendiente de un cordel y sus votos de cera.
Más allá de este arco que baña con su sombra aquel lugar, dándole un tinte de misterio ytristeza indescriptible, se prolongan a ambos lados dos hileras de casas oscuras, desiguales y extrañas, cada cual de su forma, sus dimensiones y su color. Unas están construidas de piedras toscas y desiguales, sin más adornos que algunos blasones groseramente esculpidos sobre la portada; otras son de ladrillos, y tienen un arco árabe que les sirve de ingreso, dos o tres ajimeces abiertos acapricho en un paredón agrietado, y un mirador que termina en una alta veleta. Las hay con traza que no pertenece a ningún orden de arquitectura, y que tienen, sin embargo, un remiendo de todas que son un modelo acabado de un género especial y conocido, o una muestra curiosa de las extravagancias de un período del arte. (…)”
“El palacio de un magnate convertido en corral de vecindad; la casa de unalfaquí habitada por un canónigo; una sinagoga judía transformada en oratorio cristiano; un convento levantado sobre las ruinas de una mezquita árabe, de la que aún queda en pie la torre; mil extraños y pintorescos contrastes, mil y mil curiosas muestras de distintas razas, civilizaciones y épocas compendiadas, por decirlo así, en cien varas de terreno. He aquí todo lo que se encuentra en esta...