La Isla Desierta. Roberto Arlt.

Páginas: 12 (2944 palabras) Publicado: 4 de junio de 2012
La acción se centra en una oficina de Buenos Aires. Los oficinistas, agobiados por la labor rutinaria que desempeñan desde hace años, comienzan a soñar con un futuro viaje a una isla desierta, donde creen que podrán liberarse de todas las penurias que sufren debido a su vida monótona de ciudad. El entusiasmo por el viaje va creciendo poco a poco hasta llegar a un clímax de furor, donde losoficinistas pierden noción de que están aun en la oficina y comienzan a danzar tribalmente. Toda la ensoñación es interrumpida por la aparición del jefe y del director en la oficina, quienes deciden echarlos a todos.
La temática de la obra es la de "los sueños desatados". Frente a un espacio opresor, que ha ido consumiendo a los hombres de la oficina, surge la necesidad de rebelarse y de buscar unlugar donde no haya jueces, ni cobradores de impuestos, ni divorcios, ni guardianes de plaza. Hay una búsqueda desesperada de libertad. Pero el sueño tiene un brusco despertar, marcado por la entrada del jefe y el director, que impiden la posibilidad de romper las estructuras establecidas.
La isla desierta (Burlería en un solo acto) Roberto Arlt
PERSONAJES
El jefe Empleada 1ª Manuel Empleada 2ªMaría Empleada 3ª Empleado 1º Cipriano (mulato) Empleado 2º Director Tenedor de libros

ACTO ÚNICO
ESCENA
Oficina rectangular blanquísima, con ventanal a todo lo ancho del salón, enmarcando un cielo infinito caldeado en azul. Frente a las mesas escritorios, dispuestos en hilera como reclutas, trabajan, inclinados sobre las máquinas de escribir, los empleados. En el centro y en el fondo del salón,la mesa del Jefe, emboscado tras unas gafas negras y con el pelo cortado como la pelambre de un cepillo. Son las dos de la tarde, y una extrema luminosidad pesa sobre estos desdichados simultáneamente encorvados y recortados en el espacio por la desolada simetría de este salón en un décimo piso.
EL JEFE. -Otra equivocación, Manuel.
MANUEL. -¿Señor?
EL JEFE. -Ha vuelto a equivocarse, Manuel.MANUEL. -Lo siento, señor.
EL JEFE. -Yo también. (Alcanzándole la planilla.) Corríjala. (Un minuto de silencio.)
EL JEFE. -María.
MARÍA. -¿Señor?
EL JEFE. -Ha vuelto a equivocarse, María.
MARÍA. -(Acercándose al escritorio del JEFE). -Lo siento, señor.
EL JEFE. -También yo lo voy a sentir cuando tenga que hacerlos echar. Corrija.
Nuevamente hay otro minuto de silencio. Durante este intervalopasan chimeneas de buques y se oyen las pitadas de un remolcador y el bronco pito de un buque. Automáticamente todos los EMPLEADOS enderezan las espaldas y se quedan mirando por la ventana.
EL JEFE. (Irritado) -¡A ver si siguen equivocándose! (Pausa)
EMPLEADO 1º. (con un apagado grito de angustia) -¡Oh! No; no es posible. (Todos se vuelven hacia él).
EL JEFE. (Con venenosa suavidad) -¿Qué no esposible, señor?
MANUEL. -No es posible trabajar aquí.
EL JEFE. -¿No es posible trabajar aquí? ¿Y por qué no es posible trabajar aquí? (Con lentitud) ¿Hay pulgas en las sillas? ¿Cucarachas en la tinta?
MANUEL. (Poniéndose de pie y gritando) -¡Cómo no equivocarse! ¿Es posible no equivocarse aquí? Contésteme. ¿Es posible trabajar sin equivocarse aquí?
EL JEFE. -No me falte, Manuel. Su antigüedaden la casa no lo autoriza a tanto. ¿Por qué se arrebata?
MANUEL. -Yo no me arrebato, señor. (Señalando la ventana.) Los culpables de que nos equivoquemos son esos malditos buques.
EL JEFE. (Extrañado) -¿Los buques? (Pausa.) ¿Qué tienen los buques?
MANUEL. -Si, los buques. Los buques que entran y salen, chillándonos en las orejas, metiéndosenos por los ojos, pasándonos las chimeneas por lasnarices. (Se deja caer en la silla.) No puedo más.
TENEDOR DE LIBROS. -Don Manuel tiene razón. Cuando trabajábamos en el subsuelo no nos equivocábamos nunca.
MARÍA. -Cierto; nunca nos sucedió esto.
EMPLEADA 1ª. -Hace siete años.
EMPLEADO 1º. -¿Ya han pasado siete años?
EMPLEADO 2º. -Claro que han pasado.
TENEDOR DE LIBROS. -Yo creo, jefe, que estos buques, yendo y viniendo, son perjudiciales...
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