La isla que somos
La isla que somos
Isaac Felipe Azofeifa
Costa Rica, 1909-1997
Los pobres de la tierra.org
¿1971?
El costarricense que viaja y el extranjero que nos visita, hacen la misma frase: "Esta es una isla en el mundo". Pero este país no es una isla, no una tierra en medio del mar, sino una nación, un país hecho de sustancia distinta de los demás que componen el mundo.Por lo pronto, está situado en esa zona en que el Istmo centroamericano se adelgaza más y más descendiendo hacia la cintura del Continente donde el Canal de Panamá muestra su herida abierta. El nombre del país es paradojal, pues su vida tío está en las costas, que las tiene en ambos océanos. Y estas costas son las más pobres y abandonadas.
La vida de Costa Rica se concentra y se desarrolla enel encierro de un valle intermontano o Meseta Central, nombre con que está bautizado en las geografías escolares. Es un valle de apenas veinte kilómetros de ancho por sesenta de largo, mil metros de altura, circundado de cerros y volcanes, a cien kilómetros de cada una de las costas.
Más allá de esta Meseta existen llanuras extensas, bosques vírgenes, fértiles hondonadas, ríos caudalosos, lagunasricas en pesca, y en la linde de los dos mares, playas para el ocio, y costas desoladas y bahías para contrabandistas, y tierras bajas, húmedas, rica presa del neocolonialismo de las compañías bananeras.
Más de la mitad de la población del país vive encerrado en el refugio amable de la Meseta. Cuando el costarricense habla de su tierra está pensando en la que va del volcán Irazú a los cerros delAguacate; del volcán Poás a los cerros de Bustamante. Aquí, junto con la capital del país, a sólo 15 ó 20 kilómetros las demás, se agrupan las de cuatro provincias. Las tres restantes, periféricas, no cuentan. El costarricense las visita como turista y los políticos también. Pero es que hay razón: toda la historia del país durante tres siglos de coloniaje español y siglo y medio republicano sedesenvuelven primero en el escenario de bosques, plantaciones de tabaco, campos de trigo, siembras de caña, y luego, desplazando aquellos cultivos, a partir del siglo XIX, todo ocurre sobre el fondo verde del cafetal, fundamento económico de la oligarquía de costumbres rurales, republicana, liberal, chata, miope y de vuelo corto que ha gobernado el país. Campesinos, en fin, con un miedo esencial a laaventura de las ideas y a la aventura del progreso. En la Meseta se equilibran, se atemperan y contrarrestan la humedad caliente de la zona atlántica y la sequía ardorosa del territorio abierto al Océano Pacífico. Así logra este valle un clima dulzón en que el barómetro marca todo el año los veintiún grados de permanente frescura primaveral; en el cielo durante seis meses exhiben las nubes unaespectacular mise en scéne y otros seis se acomodan como compacto rebaño para el ordeño diario de la lluvia, y que es una lluvia con horario fijo. Pero la humedad hincha las maderas, enmohece cuanto se guarda, hace crecer hongos en todos los rincones, descompone y pudre velozmente la materia orgánica, hace germinar las semillas en los lugares más absurdos, y establece para el goce de la mirada y lacalma de la sensibilidad, el color verde-azul del paisaje, que enerva y adormece como un aroma venenoso.
Desconfiado y astuto como un montañés; cortés pero tímido; trabajador sin constancia, buscando el provecho fácil de esfuerzo; campesino egoísta pero bondadoso, cazurro siempre, vive aquí un pueblo que no ha sido ni miserable ni inmensamente rico; ni guerrero ni sumiso; ni servil ni rebelde;¡independiente sin guerra de independencia; liberado del coloniaje español por virtud de un oficio llegado de Guatemala un día de octubre de 1821, en que se le hacía saber que desde el 15 de Setiembre... En suma, un pueblo sin sentido trágico de la existencia. Un pueblo sin héroes, y que si alcanza a tenerlos, los destruye o los olvida, que es otro modo de destruir. El conductor de la lucha...
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