la isla a mediodia

Páginas: 8 (1788 palabras) Publicado: 17 de septiembre de 2013
COCO-FIZZ
Autor: David Martín del Campo
De modo que eso era el mar. Sintió la fresca humedad lamiendo sus pies y recordó la voz de sus primos: “Vimos un tiburón muerto”. El agua escurriendo le cosquilleaba los tobillos y lamentó no saber nadar. Alzó la vista y observó aquel trémulo continente. Olfateó la brisa. Sus primos se burlarían de él: “Dice Poncho que el mar huele a panadería”.
Laresaca fluyendo contra sus talones desenterró una concha que permanecía oculta en la frontera de su propia sombra. Se acuclilló, atrapó la valva y la contempló largamente. Era de un color gris iridiscente. “¿Los tiburones comerán almejas?” Sintió sed. Entonces supo que allá, bajo la rompiente, los tiburones lo estaban esperando.
Decidió volver con su padre. Le regalaría la concha gris. Avanzó por laquemante arena hasta alcanzar la sombra de la palapa.
-Oye papá -lo distrajo de la lectura de un diario deportivo-, ¿hay muchos tiburones en el mar?
-Yo qué sé -refunfuñó el hombre sin mirarlo-… pero no se te vaya a ocurrir meterte sin mi permiso.
Tres horas de autobús lo tenían más que fastidiado. Estuvo de pie la mitad del trayecto, mientras el pequeño dormía hecho un ovillo en el únicoasiento vacío que alcanzaron. “Lleva a tu hijo a la playa, Alfonso. Todos los días se aburre mirando las azoteas desde la ventana.” La mujer tenía razón. Había que llevar al niño al mar.
-Papá -insistió apretando la concha dentro del puño-, ¿puedo ir a ver a los muchachos que están jugando allá?
El padre bajó el periódico. Adivinó la distancia hasta el extremo aquél de la playa. Dijo tumbado sobre laarena:
-Ve, pues… pero no se te vaya a ocurrir meterte al agua.
-Qué -sonrió desafiante-, ¿hay muchos tiburones?
Eso le habían contado sus primos: “Al tiburón de sacaron de la panza un gato muerto”.
-Papá… -insistió ante el gruñido incierto de su padre. Era terrible la derrota de Mantequilla Nápoles en el cuadrilátero, terrible por los cien pesos apostados al púgil cubano-. ¿Los tiburonespueden comer gatos?
El hombre soltó una carcajada.
-¡Quién te dijo semejante tarugada, muchacho!
El niño cruzó los brazos tras la espalda.
-Quiero un coco -dijo al enterrar la punta de un pie en la arena.
Eso le habían dicho sus primos: “Nos compraron dos cocos a cada uno”, “los sirven con popotes y hielo”, “te puedes comer después la pula”.
-¿Tienes sed? -preguntó el hombre, y sin abandonar lalectura de la crónica boxística, recordó-: Ahí está la cantimplora con el agua de limón. Búscala dentro del morral.
Apretó nuevamente la concha gris en su puño izquierdo. Se volvió hacia el oleaje.
-Al rato vengo -se despidió sin más.
Los muchachos golpeaban el balón con las manos extendidas, rodaban sobre la arena, saltaban jubilosos al lograr un tanto, gritaban palabras prohibidas. Habíantendido la red entre los troncos de dos palmeras. El niño advirtió el ardor solar en sus hombros. Volvió a sentir sed. Recordó el puestecillo de hojas de palma donde un viejo macheteaba cocos y vendía pescados asados al humo. Entonces el balón pasó zumbando juntó a su oreja y los muchachos celebraron el lance: “¡Chamaco baboso! ¡Te dejamos sin cabeza!”
Aquellos adolescentes se parecían a susprimos, pensó al incorporarse. Decidió ir por un trago de agua de limón. Quizá probar uno de los tamales que su madre les había envuelto en la madrugada. “Vete tú con el niño, Alfonso, yo me quedo con la bebita. Sirve que gastas menos”, había dicho ella la víspera. ¡Por fin miraría el mar! Nadaría hasta una isla de arena blanca, descubriría siete ballenas lanzando chorros de vapor -igual que en el libroescolar-, abordaría un barco de guerra, pescaría dos peces vela…como sus primos cuando fueron a Acapulco.
El hombre estaba dormido. Había rodado en la sombra de la palapa y -sábado al fin- descansaba sobre las páginas del periódico. El niño alcanzó la cantimplora en silencio, dio un primer trago pero el líquido se había entibiado. Y entonces, al mirar el pantalón de su padre, imaginó cuando...
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