la la la

Páginas: 11 (2532 palabras) Publicado: 28 de agosto de 2013
George Eliot

MIDDLEMARCH
Un estudio de la vida de Provincias



ÍNDICE

Preludio

Libro primero.
La señorita Brooke

Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII

Libro segundo.
Viejos y jóvenes

Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
CapítuloXVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII

Libro tercero.
Esperando la muerte

Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX
Capítulo XXXI
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII

Libro cuarto.
Tres problemas de amor

Capítulo XXXIV
Capítulo XXXVCapítulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capítulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Capítulo XL
Capítulo XLI
Capítulo XLII

Libro quinto.
La mano muerta

Capítulo XLIII
Capítulo XLIV
Capítulo XLV
Capítulo XLVI
Capítulo XLVII
Capítulo XLVIII
Capítulo XLIX
Capítulo L
Capítulo LI
Capítulo LII
Capítulo LIII

Libro sexto.
La viuda y la esposa

Capítulo LIV
Capítulo LV
Capítulo LVICapítulo LVII
Capítulo LVIII
Capítulo LIX
Capítulo LX
Capítulo LXI
Capítulo LXII

Libro séptimo.
Dos tentaciones

Capítulo LXIII
Capítulo LXIV
Capítulo LXV
Capítulo LXVI
Capítulo LXVII
Capítulo LXVIII
Capítulo LXIX
Capítulo LXX
Capítulo LXXI

Libro octavo.
Ocaso y amanecer

Capítulo LXXII
Capítulo LXXIII
Capítulo LXXIV
Capítulo LXXV
Capítulo LXXVICapítulo LXXVII
Capítulo LXXVIII
Capítulo LXXIX
Capítulo LXXX
Capítulo LXXXI
Capítulo LXXXII
Capítulo LXXXIII
Capítulo LXXXIV
Capítulo LXXXV
Capítulo LXXXVI
Final


PRELUDIO

¿Quién que se preocupe por la historia del hombre y cómo se comporta la mezcla misteriosa bajo los diversos experimentos del Tiempo, no se ha parado a examinar, aunque sea someramente, la vida de SantaTeresa; no ha sonreído con ternura ante la idea de la niña caminando una mañana de la mano de su hermano aún más pequeño, en pos del martirio en tierra de moros? Con paso incierto salieron de la escarpada Avila, desvalidos y asombrados como dos cervatillos, pero con un corazón humano que ya latía al son de una idea nacional, hasta que les salió al encuentro la realidad doméstica en forma de tíos, y leshizo desistir de su gran resolución. El infantil peregrinaje fue un inicio adecuado. La naturaleza apasionada e idealista de Teresa exigía una vida épica: ¿qué significaban para ella los volúmenes de novelas de caballerías y las conquistas sociales de una joven brillante? Su llama pronto quemó tan débil combustible y, nutrida desde dentro, se alzó tras alguna satisfacción sin límite, algúnobjetivo que no justificara nunca el abatimiento, que reconciliara la desesperación en sí misma con la conciencia arrobadora de una vida más allá del ser. Encontró su epopeya en la reforma de una orden religiosa.

Esa mujer española que vivió hace trescientos años, no fue en modo alguno la última de su especie. Han nacido muchas Teresas que no encontraron una vida épica en la que hubiera un constantedesarrollo de acciones con amplias resonancias; tal vez sólo encontraran una vida cuajada de errores, el resultado de cierta grandeza espiritual mal avenida con la mezquindad de las oportunidades; o un trágico fracaso que no halló su poeta sagrado, y se hundió en el olvido sin que nadie lo llorara. Con tenue luz y enmarañada circunstancia intentaron aunar noblemente sus pensamientos y sus actos;pero finalmente, ante los ojos del vulgo, sus esfuerzos no fueron más que inconsistencias y borrones, pues estas Teresas posteriores no se vieron ayudadas por una fe social y un orden coherentes que pudieran cumplir la función del conocimiento para un alma ardientemente deseosa. Su ardor oscilaba entre un desdibujado ideal y el anhelo común de la feminidad, de forma que se desaprobaba el uno por...
Leer documento completo

Regístrate para leer el documento completo.

Conviértase en miembro formal de Buenas Tareas

INSCRÍBETE - ES GRATIS