La lengua de las mariposas

Páginas: 17 (4172 palabras) Publicado: 6 de septiembre de 2016
La lengua de las mariposas
Manuel Rivas

Manuel Rivas
El periodista y escritor Manuel Rivas nació en La Coruña en 1957. Comenzó a escribir en su
adolescencia y colaboró en distintos medios de comunicación. También fundó diversas revistas
literarias de corta vida. Es socio fundador de Greenpeace y tiene un puesto en la junta directiva
de la organización.
Es considerado el escritor mássobresaliente de la literatura gallega actual, en la que destaca
su maestría en el uso de la lengua, la autenticidad de sus historias y el compromiso social y
político. Cultiva distintos géneros literarios como la novela, el ensayo y la poesía, pero donde
parece que se siente más cómodo es con el relato.
Los dieciséis relatos breves de ¿Qué me quieres, amor? han sido considerados por la crítica
como una joyaliteraria, algunos de los cuales (y entre ellos, "La lengua de las mariposas")
merecerían figurar en las antologías universales del cuento. El libro tiene como eje central la
incomunicación personal en las relaciones humanas, donde la soledad y el dolor conviven con
el humor y la ternura

La lengua de las mariposas

«¿Qué hay , Gorrión? Espero que este año podamos ver por fin la lengua de lasmariposas».
El maestro aguardaba desde hacía tiempo que le enviaran un microscopio a los de la
instrucción pública. Tanto nos hablaba de cómo se agrandaban las cosas menudas e invisibles
por aquel aparato que los niños llegábamos a verlas de verdad, como si sus palabras
entusiastas tuvieran un efecto de poderosas lentes.
«La lengua de la mariposa es una trompa enroscada como un resorte de reloj. Sihay una
flor que la atrae, la desenrolla y la mete en el cáliz para chupar. Cuando lleváis el dedo
humedecido a un tarro de azúcar ¿a que sienten ya el dulce en la boca como si la yema fuera
la punta de la lengua? Pues así es la lengua de la mariposa». Y entonces todos teníamos
envidia de las mariposas. Que maravilla. Ir por el mundo volando, con esos trajes de fiesta, y
parar en flores comotabernas con barriles llenos de jarabe.
Yo quería mucho a aquel maestro. Al principio, mis padres no podían creerlo. Quiero decir
que no podían entender como yo quería a mi maestro. Cuando era un «picarito», la escuela era
una amenaza terrible. Una palabra que cimbraba en el aire como una vara de mimbre.
«¡Ya verás cuando vayas a la escuela!»

1

Dos de mis tíos, como muchos otros mozos, emigraron aAmérica por no ir de quintos a la
guerra de Marruecos. Pues bien, yo también soñaba con ir a América sólo por no ir a la
escuela. De hecho, había historias de niños que huían al monte para evitar aquel suplicio.
Aparecían a los dos o tres días, ateridos y sin habla, como desertores de la batalla del
Barranco del Lobo. Yo iba para seis años y me llamaban todos Gorrión. Otros niños de mi edad
yatrabajaban. Pero mi padre era sastre y no tenía tierras ni ganado.
Prefería verme lejos y no enredando en el pequeño taller de costura. Así pasaba gran parte
del día correteando por la Alameda, y fue Cordeiro, el recolector de basura y hojas secas, el
que me puso el apodo. «Pareces un gorrión».
Creo que nunca corrí tanto como aquel verano anterior al ingreso en la escuela. Corría como
un loco y a vecessobrepasaba el límite de la Alameda y seguía lejos, con la mirada puesta en
la cima del monte Sinaí, con la ilusión de que algún día me saldrían alas y podría llegar a
Buenos Aires. Pero jamás sobrepasé aquella montaña mágica.
«¡Ya verás cuando vayas a la escuela!»
Mi padre contaba como un tormento, como si le arrancara las amígdalas con la mano, la
manera en que el maestro les arrancaba la jeadadel habla para que no dijeran ajua ni jato ni
jracias. «Todas las mañanas teníamos que decir la frase 'Los pájaros de Guadalajara tienen la
garganta llena de trigo'. ¡Muchos palos llevábamos por culpa de Juadalagara!» Si de verdad
quería meterme miedo, lo consiguió. La noche de la víspera no dormí. Encogido en la cama,
escuchaba el reloj de la pared en la sala con la angustia de un condenado. El...
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