La Libertad Traicionada
José María Marco
© Barcelona, Planeta, 1997
ÍNDICE Preámbulo 1. Joaquín Costa. El dolor de ser español 2. Enrique Prat de la Riba. La nacionalidad catalana 3. Ángel Ganivet. España virgen 4. Miguel de Unamuno. El sueño de una patria 5. Ramiro de Maeztu. Hacia una España nueva 6. Manuel Azaña. La creación de la nación 7. José Ortega y Gasset. Una interpretaciónespañola del mundo Epílogo
LA LIBERTAD TRAICIONADA Preámbulo
Y si Cervantes no hubiera estado dispuesto a dar su vida, “en la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros”, no habría sido capaz de haber luego escrito el Quijote. Miguel de Unamuno Sobre el alma en la historia
Este debía haber sido un libro sobre la libertad. Lo es, en realidad, perocomo la historia que cuenta no termina del todo bien, resulta un poco menos exaltante de lo que debiera. También es verdad que se trata de un episodio de la vida española, mucho más rica de lo 1
que tantas veces nos han contado. En este caso, la “historia mal sabida”, esa enfermedad que quejaba a tantos compatriotas suyos, según decía uno de los hombres retratados en estas páginas, es la queellos mismos elaboraron para justificar una conducta. Como si necesitaran dejar claro que los españoles, antes de ellos, no hubieran conocido lo que es la libertad. Esto no quiere decir que estos siete hombres, que protagonizan la crisis que se abre en 1898 y se cierra en falso en 1939, nieguen la libertad. Al contrario, todos hacen de ella el punto central de su reflexión, desde Joaquín Costa,enamorado de una libertad concreta, encarnada siempre en lo individual, hasta Ortega, que hizo de la libertad la base de su pensamiento y elaboró a partir de ahí una visión española del mundo: española, justamente, por lo que tiene de reivindicación de autonomía. Ganivet vivió la libertad como una búsqueda interior de desprendimiento y pureza; unamuno, que tal vez envidió la radicalidad de su amigo,como un absoluto insobornable. Maeztu acabó exaltando la libertad cristiana, la de la responsabilidad y la renuncia, mientras que Prat de la Riba hizo de la libertad de un pueblo el norte de su vida entera. Fue Azaña quien escribió que la libertad era para él objeto de acción y de instinto, y no de argumento y de doctrina… Para todos ellos, don Quijote, enamorado de la libertad y capaz de cualquiersacrificio con tal de cumplir su santa voluntad, será objeto constante de reflexión y recuerdo. Sólo Prat de la Riba reniega de él; lo considera arquetipo de un imperialismo caduco y trasnochado… Ahora bien, ¿hay algo más quijotesco que la voluntad de resucitar una nación que llevaba siglos olvidada de sí misma? En realidad, y aunque sea a pesar suyo, nuestros siete personajes continúan lo que hasido uno de los motivos fundamentales de la cultura española, quizá su constante más honda: la reflexión sobre la libertad. Y mejor que reflexión, habría que hablar de voluntar de libertad, porque la cultura española se vuelca, en este asunto, tanto en la reflexión como en la acción y el instinto: el querer ser libre, previo a cualquier otro designio, y superior a toda aspiración. El siglo XIX,que es el fondo sobre el que se adelantan estos siete personajes, significa la universalización de este deseo. Los españoles, que habían hecho de la voluntad de ser libres su signo de identidad, no se quedan atrás en el movimiento. El antiguo régimen se desploma en España con el mismo estrépito que en todos los países occidentales, y lo que entonces resulta ser dogmas, arbitrariedades y despotismosva dejando paso a las libertades individuales, económicas y políticas en que consiste la modernidad, es decir, el capitalismo y la democracia liberal. Es lo que sus protagonistas, perfectamente conscientes de lo que decían, llamaron la revolución española. Como era de esperar, esta revolución, a la que luego se le negó la misma existencia, como si en España no hubiera pasado nada desde 1808,...
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