La loca

NACIONALISMOS, NO NACIONALISMO

RESEÑA CRÍTICA DEL LIBRO COMUNIDADES IMAGINADAS, DE BENEDICT ANDERSON

Benedict Anderson decidió abordar el difícil fenómeno del surgimiento de los nacionalismos en 1981. Lo hizo, como ahora veremos, de una forma un tanto atípica, un tanto novedosa, y sin duda útil. Aunque no debe ser ahora cuando entremos a valorar sus tesis, no sin antes explicarlas. Y a ellovamos.

El punto de partida del ensayo Comunidades imaginadas es el de tratar el nacionalismo no como una ideología política, sino más bien como un artefacto cultural, similar a lo que puede (o pudo) ser la religión. Un artefacto que sería el producto de “un cruce complejo de fuerzas históricas complejas” (como lo es, al fin y al cabo, cualquier fenómeno social), pero en su esencia trasladablea varias ideologías o constelaciones políticas. A partir de aquí, define nacionalismo como una comunidad (en el sentido de que se trata de un grupo social con fraternidad expresada de forma horizontal) política imaginada (dado que no se conocen todos sus miembros entre sí) como inherentemente limitada (puesto que existen otras comunidades diferentes) y soberana (es y ha de ser capaz de decidirsobre sí misma). La nación no sería sino un marco de referencia. Aquí Anderson introduce el hecho de que las comunidades religiosas y los reinos dinásticos se erosionan, en ese momento, como marco de referencia. Las primeras, por la ampliación de fronteras así como por la degradación progresiva de la lengua sagrada por el capitalismo impreso (esto se explicará más abajo, cuando demos cuenta de larelación que señala el autor entre capitalismo impreso y nacionalismo). En cuanto a los segundos, Anderson se limita a decir que las razones de su crisis “no vienen al caso aquí” (pp. 42-43). En este contexto, la nación surgirá poco a poco como gran marco de referencia. ¿Pero por qué esta forma y no otra? Es aquí donde el ensayo se vuelve ciertamente complejo, por la cantidad de elementos queaporta, pero también por ello rico en detalles y siempre evitando caer en generalizaciones.
Como primer factor que ayuda al nacionalismo, o mejor dicho, posibilitador del mismo, se hace referencia a un cambio en la percepción del tiempo. A través de un somero y brillante análisis de la concepción de la realidad de la Edad Media, absolutamente atravesada, mediatizada y condicionada por la religión,Anderson nos dibuja una visión en la que no cabe la historia, no en el sentido en que nosotros la entendemos. Es el tiempo “mesiánico”: “simultaneidad del pasado y futuro en un presente instantáneo” (p. 46) en un mundo en el que la representación de la realidad imaginada era fundamentalmente visual y auditiva, no escrita, no acumulable, y que de esta forma difícilmente posibilitaba la simultaneidadentendida como el “mientras tanto”, como la ocurrencia de hechos similares o distintos en diversas partes del tiempo en un mismo momento, y estos hechos sucediéndose antes y después, engarzados en una cadena de causalidad, y enmarcados en lo que Anderson llama un tiempo homogéneo, vacío, en el que los hechos, y sobre todo la entidad que los lleva a cabo (la comunidad, la sociedad), se mueven. Seabre la posibilidad de la comunidad imaginada, de la fraternidad horizontal entre individuos que no se conocen entre sí pero se consideran miembros comunes de algo. Como elementos que ejemplifican a la perfección esta nueva concepción del tiempo, ayudando a su vez a su reproducción, difusión y definitivo asentamiento, el autor se refiere a la novela y al periódico. El capitalismo impreso apareceasí como la clave de este cambio en los marcos de referencia.
Enlazando con este último apunte entramos en el segundo factor. El capitalismo impreso también jugó un papel determinante a la hora de creación de comunidades lingüísticamente homogéneas, comunidades que son, a su vez factor de surgimiento de la posibilidad (y con el tiempo la certeza) de una conciencia nacional. A este elemento...