LA LUCHA
La igualdad ante la ley es una de las primeras exigencias de una sociedad democrática y sería, por lo tanto, una de las primeras cuestiones en torno a las cuales comenzarían a movilizarse las mujeres en el proceso de la transición: primero fueron los derechos civiles, tales como la derogación de la licencia marital, la supresión de todos los artículos en las leyes que tuvieran un carácter de subordinación de las mujeres respecto a los hombres, la patria potestad conjunta, la mayoría de edad a los veintiún años a todos los efectos, la libertad religiosa en los centros públicos y privados. A ellos se sumarían los derechos políticos para poder crear asociaciones, reunirse, expresarse libremente y ejercer la huelga, en el contexto de las reivindicaciones de democratización del conjunto de la oposición al régimen autoritario. También se demandarían los derechos en el ámbito laboral y educativo. Y, progresivamente, se añadiría el derecho a una sexualidad libre, al control de la natalidad y al aborto, la ley de matrimonio civil y la ley de divorcio 15 .
14 Giuliana Di Febo,
R e sist e n c ia y m o v im ie n to d e m u je r e s e n E s p a ñ a ( 1 93 6 19 76 ) , Barcelona, Icaria, 1979. 15 Elisa Garrido (editora), H is to ria d e la s m u je r e s en E s pa ña , Madrid, Síntesis, 1997, pp. 544548. Temma Kaplan, “Luchar por la democracia: formas de organización de las mujeres entre los años cincuenta y los años setenta”, en Anna Aguado (editora), M u jer e s , r egu la c ió n d e c onf lic to s s o c ia les y cu lt u r a d e la pa z , Valencia, Universitat de València, 1999.
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Utilizaron como instancias más seguras para reuniones y asambleas la universidad y las parroquias, de tal manera que en los primeros años sesenta nacería en Madrid uno de los primeros grupos de reunión de mujeres conocido como Seminario de Estudios de la Mujer. Todavía más importante sería el proyecto de asociación catalán denominado Primera Asamblea Democrática de Mujeres de Sant Medir, germen auspiciado desde 1965 por el PCE para su propagación por el resto del país junto a otros grupos parecidos que darían lugar al Movimiento Democrático de Mujeres. Finalmente, en 1975 y después de no pocos cambios de programa, se denominaría Movimiento Democrático de Mujeres/Movimiento de Liberación de la Mujer. En una estrategia que pasaba por movilizar a las propias mujeres con actividades en los barrios, las primeras reivindicaciones se proponían la exigencia de igualdad legal y laboral y, en el ámbito familiar, la ley de divorcio. Para esa finalidad se constituyó en Madrid la Asociación Española de Mujeres juristas en 1970 bajo la dirección de María Telo y cinco años más tarde surgiría el primer despacho de abogadas feministas, cuya prioridad fue la defensa de las mujeres en los casos de separación matrimonial. Siguiendo estos pasos el movimiento feminista conseguiría una madurez que se manifestaría en independencia respecto a cualquier partido o grupo opositor al régimen. Finalmente, pocos días después de la muerte de Franco, echaron a andar las Jornadas Nacionales por la Liberación de la Mujer organizadas por la Plataforma de Organizaciones de Mujeres de Madrid, acontecimiento trascendental para el movimiento feminista español. En todo caso muy pronto se dejarían ver en su seno dos direcciones: una corriente para la cual la lucha de las mujeres formaba parte de la lucha de clases y, por tanto, admitía la doble militancia; y otra tendencia más radical que apostaba por una sola militancia al margen de su vinculación a cualquier proyecto político o sindical. El proceso político de la Transición no hizo sino afianzar el crecimiento del movimiento feminista con la aparición de agrupaciones de mujeres por todo el ámbito nacional cuya presión permitió que la ...
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